La termoregulación es un proceso mediante el cual los organismos pueden ajustar su temperatura dentro de ciertos límites en función del entorno. Es algo que los animales y las plantas pueden hacer, y ahora una nueva investigación, publicada en PNAS, ha demostrado que los hongos también pueden regular su temperatura para mantenerse más frescos que su entorno.
El descubrimiento se produjo de manera accidental cuando el biólogo Radamés Cordero estaba probando una cámara térmica durante la pandemia y notó que los hongos que crecían en los bosques cercanos aparecían más fríos que la vegetación circundante.
Impresionado por esta observación, el científico reclutó a un equipo de biólogos moleculares de la Universidad Johns Hopkins en Maryland y a un colega de la Universidad de Puerto Rico para estudiar más a fondo ese fenómeno.
Mantener la frescura
El equipo llevó a cabo un análisis de hongos tanto en la naturaleza como en el laboratorio para investigar las diferencias de temperatura. Así, encontraron que en promedio, los hongos estaban 2,9 °C más fríos que el aire circundante, con un rango de incertidumbre de 1,4 °C. En algunas especies, la temperatura del hongo era hasta 5,9 °C más baja.
Existen numerosos mecanismos por los cuales un organismo regula su temperatura. En el caso de los hongos, regulan su temperatura a través de la evapotranspiración. Pueden retener cantidades sustanciales de agua debajo de las tapas de los champiñones antes de liberarla de manera gradual y uniforme.
Además, otros tipos de hongos son capaces de realizar el mismo proceso, con colonias que tienden a estar más frías cerca del centro. Esto ocurre sin importar la temperatura externa, incluso en condiciones cercanas al punto de congelación.
«Mostramos que las colonias de levadura y moho también son más frías que su entorno y utilizan el proceso de evapotranspiración para emitir calor», escriben los investigadores.
Cambio climático
Este descubrimiento resulta fascinante, si consideramos que los hongos representan aproximadamente el 2% de la biomasa total de la Tierra. Sus propiedades refrigerantes pueden contribuir a regular los entornos locales, lo cual tiene implicaciones importantes en la lucha contra el cambio climático.
Teniendo esto en cuenta, los científicos desarrollaron un enfriador básico alimentado por hongos como parte de su estudio. Utilizaron Agaricus bisporus para reducir efectivamente la temperatura dentro de un recinto sellado, proporcionando más evidencia de la capacidad de enfriamiento de los hongos.
Estos organismos desempeñan un papel vital en los ciclos ecológicos de la Tierra, y es crucial comprender cómo se adaptarán en el futuro y cómo podrían contribuir a la adaptación de otras plantas y animales.