Hace 500 años, en un intento por restaurar los cuerpos de los muertos durante la colonización europea, la gente del Valle de Chincha, Perú, enhebró sus vértebras en varas de madera. Esta fue una práctica, en su mayoría desconocida, documentada recientemente por los arqueólogos. Dirigidos por Jacob L. Bongers, de University of East Anglia, los especialistas hallaron 192 ejemplos de tales «columnas», incluyendo restos de niños.
«Nuestros hallazgos sugieren que las vértebras sobre postes representan una respuesta directa, ritualizada e indígena al colonialismo europeo», dijo Bongers. “Estamos viendo un comportamiento mortuorio en un momento de crisis”.
Los autores del estudio publicado en Antiquity, realizaron un análisis sistemático de unas 600 torres funerarias, llamadas chullpas, en el Valle de Chincha. Incluyeron tumbas saqueadas, que a menudo los arqueólogos pasan por alto.
«Hay un sentido de cuidado. Tenemos adultos y menores. También, tenemos vértebras de niños que están ensartadas en estos palos«.
Al realizar la datación de las varas utilizadas, el equipo descubrió que esta práctica ocurrió no hace mucho y la situaron alrededor de 1450 a 1650 EC. Este periodo, que abarca el final del dominio inca y el comienzo de la colonización, se caracterizó por la incertidumbre política a lo largo del territorio, en especial para el Valle de Chincha.
Un periodo de incertidumbre
Esta franja de vegetación, entre lo que hoy es Cañete y Pisco (Ica), estaba rodeada por un agobiante desierto en las costas del Pacífico. Ahí, durante varios siglos, desde 1000 hasta 1400 EC, floreció el Reino Chincha. Este, estaba formado por una red de comunidades de especialistas, incluidos agricultores, pescadores y comerciantes y, alrededor de 1500 CE, pasó a formar parte del creciente imperio inca.
Hasta ese momento, el valle prosperaba, recolectando las riquezas de la zona y comerciando oro y plata con otros pueblos; luego, llegaron los españoles en el siglo XVI. En una conferencia de prensa, los autores explican que en menos de 50 años la situación del Valle de Chincha cambió drásticamente. La población en el valle se redujo drásticamente, de 30.000 hogares en 1533 a 979 en 1583. Además, los colonizadores a menudo saqueaban tumbas indígenas en busca de oro, lo que respalda «que estas vértebras en los postes fueron esfuerzos para tal vez reconstruir a los muertos en respuesta al saqueo europeo».
“Las fechas coinciden con este período increíblemente turbulento de hambruna y epidemias y, por supuesto, los europeos que llegaron instalaron un nuevo orden social». Por lo tanto, debemos entender la práctica en su contexto.
Existe otra hipótesis interesante sobre el hallazgo y tiene que ver con la costumbre de visitar los restos, pues las chullpas permanecían abiertas a los familiares. A veces, las partes del cuerpo se quitaban para ofrendas o trofeos y, algunos han sugerido que las «columnas» se usaron como sonajeros o trofeos.
«Eso es ciertamente posible». Pero para Bongers, los hallazgos brindan una visión única sobre cómo el conflicto puede cambiar a las personas.
«El hecho de que haya 192 de estos, es bastante. Habla de que se trata de una respuesta compartida y coordinada a la colonización europea», enfatizó Bongers.