Un equipo de investigadores ha descubierto un inquietante caso de depredación entre tiburones en las aguas de Bermudas, revelado gracias a una etiqueta satelital colocada en una tiburona cailón preñada.
Este evento, registrado en la revista Frontiers in Marine Science, muestra cómo un tiburón más grande devoró a la cailón, un tiburón de gran tamaño que se encuentra en peligro debido a la sobrepesca.
La doctora Brooke Anderson, bióloga marina de la Universidad Estatal de Arizona, comentó que los datos obtenidos de la etiqueta satelital mostraron un aumento inesperado en la temperatura.
Inicialmente, Anderson trató de buscar otras explicaciones, pero todo indicaba que el tiburón había sido devorado por un depredador mayor, posiblemente un tiburón blanco o un mako de aleta corta, ambos conocidos por generar calor durante el movimiento muscular.
Monitoreo
Las cailonas, tiburones de la familia de los tiburones macarelos, pueden crecer hasta 3.7 metros y pesar 230 kilos. Sin embargo, su ciclo reproductivo es lento, lo que las hace especialmente vulnerables.
Las hembras no comienzan a reproducirse hasta los 13 años y pueden tener camadas de hasta cuatro crías cada uno o dos años. Estos tiburones, además, son ovovivíparos, lo que significa que los embriones se desarrollan en huevos dentro del útero antes de nacer.
El equipo de Anderson estudió a las cailonas utilizando etiquetas satelitales que monitorean la temperatura, profundidad y ubicación. La tiburona preñada fue marcada el 28 de octubre de 2020, y el 3 de abril de 2021 comenzaron a recibir datos inusuales.
Durante los meses anteriores, la tiburona había mostrado un comportamiento normal, nadando a profundidades de entre 100 y 800 metros en el Atlántico Norte. Sin embargo, el 24 de marzo de 2021, se registró un incremento de temperatura cinco grados por encima del agua circundante, lo que indicaba que la cailón había sido devorada.
Tiburón come tiburón
Los investigadores concluyeron que la etiqueta estuvo dentro del tracto digestivo del depredador durante varios días, hasta que fue expulsada y subió a la superficie para comenzar a transmitir los datos. La falta de cambios en la presión del agua, la prematura liberación de la etiqueta y la ausencia de otras señales de la etiqueta montada en la aleta respaldaron esta teoría.
Aunque no es la primera vez que se documenta la depredación entre tiburones, este caso es el primero que involucra a una cailón, y el hecho de que la tiburona estuviera preñada es preocupante. La pérdida de una tiburona y sus crías supone un golpe significativo para una especie que ya enfrenta múltiples amenazas.
Anderson señala que este comportamiento probablemente no es nuevo, pero los avances en la tecnología de seguimiento satelital están permitiendo descubrir comportamientos antes desconocidos.
La bióloga cree que con más tiburones etiquetados, se podrán revelar más interacciones como esta, lo que podría proporcionar datos cruciales para proteger a las cailonas en el futuro.