En 2006, la Unión Astronómica Internacional (IAU) adoptó la resolución B5 que define lo que es un planeta. Este debe ser un cuerpo celeste que orbita alrededor del Sol, tiene suficiente masa para que su gravedad supere las fuerzas de un cuerpo rígido y asuma una forma en equilibrio hidrostático (casi redonda), y ha despejado la vecindad de su órbita.
Esta definición, sin embargo, ha sido objeto de debate, especialmente en relación con su aplicabilidad fuera del Sistema Solar. Por eso un nuevo trabajo publicado en Planetary Science Journal ha propuesto una nueva definición.
Nueva definición
Un equipo de investigadores, encabezado por el profesor Jean-Luc Margot de la Universidad de California en Los Ángeles, ha propuesto una nueva definición que puede aplicarse a cuerpos celestes que orbitan cualquier estrella, remanente estelar o enana marrón. Su propuesta busca establecer criterios cuantificables para definir planetas tanto dentro como fuera de nuestro Sistema Solar.
Según Margot y sus colegas, el requisito de orbitar el Sol es demasiado específico, mientras que otros criterios de la definición de la IAU son vagos. Por ejemplo, la definición actual menciona que un planeta debe haber «despejado su órbita» sin especificar qué significa esto exactamente.
La nueva definición propone que un planeta es un cuerpo celeste que orbita una o más estrellas, enanas marrones o remanentes estelares, tiene una masa mayor a 10^23 kg, y es menos masivo que 13 masas de Júpiter (2.5 * 10^28 kg).
Nuestro propio sistema
El equipo utilizó un algoritmo matemático para analizar las propiedades de los objetos en nuestro Sistema Solar y determinar qué objetos se agrupan según ciertas cualidades. Descubrieron que los planetas del Sistema Solar comparten propiedades distintivas que pueden usarse como base para una taxonomía planetaria.
Por ejemplo, un objeto con suficiente gravedad para despejar su camino acumulando o expulsando objetos más pequeños se considera dinámicamente dominante. Todos los planetas en nuestro Sistema Solar cumplen con este criterio, a diferencia de los planetas enanos como Plutón y los asteroides.
Además, se ha establecido que los cuerpos más grandes que 13 masas de Júpiter inician la fusión termonuclear del deuterio, convirtiéndose en subestrellas llamadas enanas marrones, y por lo tanto no califican como planetas.
¿Las formas importan?
Por otro lado, el requisito de ser esférico es problemático, ya que rara vez se pueden observar planetas distantes con suficiente detalle para determinar su forma con certeza. Los investigadores sugieren que este criterio es inútil para fines de definición, aunque generalmente los planetas sean redondos.
El doctor Brett Gladman de la Universidad de Columbia Británica argumenta que anclar las definiciones a la masa, la cantidad más fácil de medir, elimina las disputas sobre si un objeto específico cumple con los criterios.
Además, Gladman señala que en el Sistema Solar, los cuerpos mayores a 10^21 kg tienden a ser esféricos, por lo que todos los cuerpos que cumplen con el límite propuesto de masa de 10^23 kg se esperan que sean esféricos también.