Las orcas son unos fascinantes mamíferos marinos que demuestran un complejo comportamiento social. De hecho, según un estudio realizado con drones, las famosas “ballenas asesinas” tienen hasta amistades cercanas. Los detalles fueron publicados en Proceedings of the Royal Society B.
En el trabajo, dirigido por el Dr. Michael Weiss, de la Universidad de Exeter y el Centro de Investigación de Ballenas (CWR), se utilizaron drones durante 10 días, los cuales filmaron 651 minutos de video.
Los hallazgos indican que las orcas pasan más tiempo interactuando con ciertos individuos en su manada y tienden a favorecer a los del mismo sexo y edad similar. También se encontró que las ballenas parecen separarse a medida que envejecen.
“Hasta ahora, el análisis sobre las redes sociales de las ballenas asesinas se ha basado en observarlas cuando salen a la superficie y registrar qué ballenas están juntas”, dijo Weiss. “Sin embargo, debido a que las orcas residentes permanecen en los grupos sociales en los que nacieron, la cercanía de las ballenas parece ser lo único que explica su estructura social”, añadió.
Complejos patrones sociales
El equipo aseguró que mirar el agua desde un dron les permitió ver detalles como el contacto entre ballenas individuales. Por ejemplo, descubrieron que incluso dentro de estos grupos muy unidos, las ballenas prefieren interactuar con individuos específicos.
“Es como cuando tu madre te lleva a una fiesta cuando eras niño”, explican los autores, “tú no elegiste la fiesta, pero puedes elegir con quién pasar el rato una vez que estás allí”.
Los patrones de contacto físico, una de las interacciones sociales medidas en las observaciones, sugieren que las ballenas más jóvenes y las hembras juegan un papel social central en el grupo. Cuanto más vieja era la ballena, menos central se volvía, notaron los autores.
La ayuda de drones
El nuevo estudio se basó en más de cuatro décadas de datos recopilados por CWR sobre orcas residentes en el sur, una población en peligro crítico en el Océano Pacífico. “Esto no hubiera sido posible sin el increíble trabajo realizado por CWR”, dijo el profesor Darren Croft, del Centro de Investigación del Comportamiento Animal de Exeter.
“Al agregar drones a nuestro conjunto de herramientas, hemos podido sumergirnos en la vida social de estos animales como nunca antes”, agregó Croft. “Nos sorprendió ver cuánto contacto hay entre las ballenas, lo táctiles que son”.
Esto llamó la atención, pues en muchas especies, incluidos los humanos, el contacto físico tiende a ser una actividad relajante, que sirve para aliviar el estrés y reforzar la conexión social. El equipo también observó ocasiones en que las ballenas aparecieron juntas: actuar al unísono es un signo de lazos sociales en muchas especies.
“Encontramos fascinantes paralelos entre el comportamiento de las ballenas y otros mamíferos. Estamos entusiasmados con las próximas etapas de esta investigación”, finalizaron.