Un reciente estudio revela que la inteligencia que ha permitido a los seres humanos prosperar en diversos ambientes tiene un alto costo: una mayor susceptibilidad a la degeneración cerebral con el envejecimiento.
Investigadores de la Universidad Heinrich Heine, liderados por el neurocientífico Sam Vickery, han descubierto que la capacidad neurológica que hemos desarrollado desde que nos separamos de nuestros parientes más cercanos, hace más de seis millones de años, ha hecho a nuestro cerebro más vulnerable al deterioro.
El estudio
El estudio, publicado en Science Advances, comparó los volúmenes de materia gris en 189 cerebros de chimpancés y 480 cerebros humanos mediante el uso de algoritmos aplicados a imágenes por resonancia magnética (MRI). También se examinaron diferencias entre los cerebros de chimpancés, babuinos (Papio anubis) y macacos rhesus (Macaca mulatta) para explorar los efectos del envejecimiento.
Los resultados indicaron que no existe una asociación entre la expansión cerebral y el declive relacionado con la edad en las comparaciones entre chimpancés y babuinos. De hecho, los investigadores encontraron mejoras en la salud cerebral de los chimpancés en comparación con los macacos, lo que sugiere que es la expansión cortical única de los humanos la que aumenta nuestra vulnerabilidad al deterioro cerebral.
El equipo subraya que la corteza prefrontal, responsable de funciones cognitivas de alto nivel como el control ejecutivo, la memoria de trabajo y el lenguaje, ha experimentado una expansión significativa durante la evolución humana. Sin embargo, esta expansión viene acompañada de una drástica disminución de la materia gris con la edad en los humanos.
A diferencia de los humanos, los chimpancés presentan una expansión cerebral relacionada con la información sensorial y el movimiento. Según los investigadores, esto podría estar vinculado con las mejores habilidades de los chimpancés para el uso de herramientas en comparación con otros primates.
Declive
El envejecimiento humano no solo se asocia con cambios neurológicos, sino que estos cambios pueden agravarse por trastornos degenerativos como la enfermedad de Alzheimer y el Parkinson.
La corteza prefrontal, una de las regiones más afectadas por el envejecimiento, parece ser también una de las primeras en declinar, lo que respalda la teoría de que las últimas partes del cerebro en madurar son las primeras en deteriorarse con la edad.
Aunque los chimpancés experimentan cierta pérdida de materia gris, esta es mucho menos pronunciada que en los humanos. Sin embargo, Vickery advierte que la mayoría de las muestras de MRI de chimpancés eran de hembras, lo que podría sesgar los resultados, y sugieren realizar estudios adicionales con una proporción equilibrada de sexos.
El estudio concluye que, si bien nuestra inteligencia nos ha otorgado grandes ventajas, también nos exige dedicar mayor tiempo y esfuerzo a cuidar nuestro cerebro, si queremos que sus capacidades excepcionales perduren a lo largo del tiempo.