Hace más de 70,000 años, nuestros antepasados Homo sapiens llegaron a Eurasia, un territorio ya habitado por los neandertales, nuestros primos evolutivos con los que compartimos un ancestro común. A pesar de que la especie desapareció, los rastros de nuestros encuentros con ellos siguen inscritos en nuestro ADN hasta el día de hoy.
No obstante, una reciente investigación sugiere que estos vínculos habrían ocurrido mucho antes de lo que se creía. Al final del Pleistoceno, cuando los H. sapiens llegaron a Eurasia, los neandertales que ya habitaban la región portaban rastros del ADN de nuestra especie. Esto indica un encuentro mucho más antiguo y previamente desconocido con un linaje aún más antiguo de humanos anatómicamente modernos.
Encuentros
A pesar de que la evidencia fósil sitúa la evolución de nuestra especie en África hace tan solo 300,000 años, el nuevo estudio plantea que los H. sapiens se aventuraron en Eurasia hace más de 250,000 años, mucho antes de la aparición más temprana de humanos modernos en el continente y poco después de los primeros pasos en África.
Alexander Platt, biólogo evolutivo de la Universidad de Pensilvania, comenta: «Encontramos este reflejo de un antiguo mestizaje en el que los genes fluyeron de los antiguos humanos modernos a los neandertales. Este grupo de individuos abandonó África hace entre 250,000 y 270,000 años, eran una especie de primos de todos los humanos vivos en la actualidad y se asemejaban mucho más a nosotros que los neandertales.»
Gracias al genoma neandertal que había permanecido oculto hasta ahora, se descubrió que los primeros Homo sapiens que llegaron a Eurasia se extinguieron, permitiendo a neandertales dominar el continente durante aproximadamente otros 200,000 años.
Para realizar este estudio, los investigadores analizaron una amplia gama de genomas modernos que representan a 180 individuos de 12 poblaciones genéticamente diversas en Botswana, Camerún, Etiopía y Tanzania. Estos genomas se compararon con el de un neandertal que vivió en las montañas de Altai, Rusia, hace unos 120,000 años.
Selección de genes
Utilizando una técnica estadística novedosa, los autores analizaron cuándo y cómo las regiones homólogas de los neandertales (NHR, por sus siglas en inglés) ingresaron a estas poblaciones. La pregunta clave era: ¿heredaron los humanos modernos genes de los neandertales y los llevaron de vuelta a África, o fue nuestra especie la que transfirió estos genes a los neandertales en primer lugar?
Se encontraron rastros de NHR en todas las poblaciones analizadas, demostrando su presencia extendida en África. Sin embargo, la mayoría de este ADN «similar al neandertal» no se originó en los neandertales, sino en los antiguos humanos modernos que emigraron de África a Eurasia hace unos 250,000 años.
A medida que estos antiguos viajeros se cruzaron con los neandertales, dejaron su huella: hasta el 6% del genoma de los neandertales proviene de los primeros miembros de nuestra especie.
Los investigadores señalan que las variantes genéticas del Homo sapiens se encuentran principalmente en las regiones no codificantes del genoma neandertal, sugiriendo que la selección natural eliminó estas variantes de las secciones codificantes, posiblemente porque nuestro ADN no era beneficioso para los neandertales.
Lo notable es que nuestro propio genoma también está gradualmente eliminando las variantes genéticas neandertales. Este descubrimiento ofrece un fascinante vistazo a la compleja relación entre dos especies humanas que compartieron la Tierra en épocas antiguas, dejando huellas genéticas que siguen resonando en nuestros cuerpos hasta hoy.