En el Sistema Solar, cada planeta tiene su órbita única. Sin embargo, en otros sistemas estelares, este ballet cósmico puede ser más complejo. Recientes hallazgos sugieren que dos planetas pueden compartir la misma órbita, un fenómeno teorizado pero nunca antes observado hasta ahora. Los detalles de este descubrimiento fueron publicados en Astronomy & Astrophysics.
Astrónomos del Centro de Astrobiología de España han encontrado lo que podría ser la primera evidencia de esta coreografía celestial en un sistema estelar ubicado a 370 años luz de la Tierra.
Este sistema, conocido como PDS-70, ya es reconocido en la comunidad científica por ser el lugar donde se capturaron imágenes directas por primera vez de dos exoplanetas en proceso de formación, PDS-70b y PDS-70c. Ahora, PDS-70 está nuevamente en el centro de atención, pero por una razón diferente.
Los puntos Lagrange
En la órbita de PDS-70b, los astrónomos han detectado una mancha tenue, algo menos luminosa que el propio exoplaneta. Los cálculos sugieren que esta mancha podría tener hasta el doble de la masa de la Luna de la Tierra.
Si bien aún no es un planeta, su ubicación ha despertado entusiasmo entre los investigadores. Esta mancha está situada en un punto de Lagrange, un lugar en el espacio donde las fuerzas gravitatorias de dos cuerpos grandes equilibran la fuerza centrífuga que siente uno más pequeño.
Estos puntos son como estacionamientos cósmicos, áreas estables donde los cuerpos más pequeños pueden mantener su posición en relación con los más grandes. Por ejemplo, Júpiter tiene asteroides, conocidos como asteroides troyanos, estacionados en sus puntos de Lagrange. La Tierra también tiene algunos propios.
La mancha en la órbita de PDS-70b se encuentra en el punto L5 de Lagrange. Si resulta ser un planeta en formación, sería la primera evidencia de que un planeta comparte su órbita con otro. Este es un fenómeno conocido como planeta troyano o exotroyano en el caso de los exoplanetas.
El estudio
La astrofísica Olga Balsalobre-Ruza, integrante del equipo que estudia este sistema, mostró entusiasmo por el descubrimiento al expresar: «¿Quién podría imaginar dos mundos compartiendo la duración del año y las condiciones de habitabilidad? Nuestro trabajo es la primera evidencia de que este tipo de mundo podría existir».
En la actualidad, la mancha probablemente es una densa nube de polvo, los componentes básicos de un nuevo planeta. El estudio podría arrojar luz sobre la formación de exotroyanos y sistemas planetarios en general.
Sin embargo, será necesario tener paciencia para obtener respuestas. El equipo tiene previsto volver a visitar el sistema en 2026 para observar si la mancha se desplaza junto con PDS-70b como un compañero coorbital. De confirmarse, representaría un gran avance en el campo de la investigación exoplanetaria.
En el inmenso esquema del cosmos, nuestra comprensión está aún en su infancia. La posibilidad de que dos planetas compartan la misma órbita es un testimonio de la complejidad y belleza de nuestro universo. Es una danza cósmica, y apenas estamos comenzando a aprender los pasos.