Hemos heredado parte de nuestro acervo genético de nuestros antiguos parientes, los denisovanos, hace decenas de miles de años. Esta herencia genética nos ha proporcionado una mayor tolerancia al frío, pero también podría estar relacionada con problemas de salud, como la depresión, debido a adaptaciones posteriores.
Regulación del zinc
El gen SLC30A9 es fundamental en la regulación y transporte del zinc a través de las membranas celulares, un mineral esencial para el crecimiento y el funcionamiento adecuado de los sistemas neurológico e inmunológico.
Se ha observado que una variante de este gen, que probablemente evolucionó a través de la selección positiva, afecta la regulación del zinc, especialmente en poblaciones de Asia oriental. Pero, ¿de dónde proviene esta adaptación genética?
Un estudio reciente que compara el genoma denisovano reveló una coincidencia con la misma mutación identificada en el este de Asia, mientras que no se encontró tal coincidencia en las poblaciones de neandertales.
«Mediante análisis genómico, hemos confirmado que esta variante genética proviene de la mezcla con humanos arcaicos en el pasado, posiblemente los denisovanos», señala la bióloga evolutiva Ana Roca-Umbert de la Universitat Pompeu Fabra.
Experimentos de laboratorio realizados por el equipo demostraron que esta variación estaba relacionada con diferencias en cómo ciertas estructuras celulares, incluyendo las mitocondrias, procesaban el zinc, lo que podría influir en su efecto sobre el metabolismo.
Protección contra el frío
Los investigadores también sugieren que la evolución ha favorecido la conservación de SLC30A9, aunque no han identificado claramente los beneficios que podría proporcionar. Ahora, parece ser que la variante denisovana nos ha brindado una mejor protección contra climas fríos, «representando una ventaja selectiva a los humanos», afirma el biólogo evolutivo Jorge García-Calleja de la UPF. «Como resultado, esta variación en el gen SLC30A9 se ha extendido a las poblaciones actuales».
La misma variante SLC30A9 ya se había vinculado con un mayor riesgo de depresión y otros trastornos mentales, por lo que la genética heredada de los denisovanos estar estrechamente relacionada con nuestra salud mental.
Esto, de igual forma, estaría relacionado con la regulación del zinc, que influye en la excitabilidad del sistema nervioso y tiene conexiones con la salud mental, un aspecto que los científicos desean explorar en mayor profundidad.