Un exoplaneta identificado en 2017 como uno de los lugares más prometedores para la vida se ha vuelto aún más interesante y extraño. Investigaciones recientes, aceptadas en The Astrophysical Journal Letters y disponibles en arXiv, revelan que LHS-1140b podría ser un planeta «ojo», con un océano global cubierto de hielo y una región similar a un iris de unos 4,000 kilómetros de ancho que mira permanentemente a su estrella anfitriona.
El astrofísico Charles Cadieux, de la Universidad de Montreal, afirmó que «de todos los exoplanetas templados conocidos actualmente, LHS-1140b podría ser nuestra mejor apuesta para confirmar indirectamente agua líquida en la superficie de un mundo alienígena más allá de nuestro Sistema Solar». Esto representaría un hito importante en la búsqueda de exoplanetas potencialmente habitables.
El exoplaneta
LHS-1140b, descubierto hace unos años, tiene un radio 1.73 veces mayor que el de la Tierra y una masa 5.6 veces superior; es más grande que nuestro planeta pero lo suficientemente pequeño como para considerarse terrestre.
El exoplaneta con posible forma de ojo orbita mucho más cerca de su estrella que la Tierra, completando una órbita en apenas 25 días. Sin embargo, su estrella es una enana roja fría y tenue, lo que sitúa al exoplaneta en la zona habitable.
A pesar de estar en la zona habitable, la proximidad a su estrella sugiere que LHS-1140b está bloqueado por marea, mostrando siempre la misma cara a su estrella, similar a la relación entre la Tierra y la Luna. Esto podría significar que el lado oscuro del planeta esté congelado, mientras que el lado iluminado tenga una región tibia lo suficiente para permitir la existencia de un ecosistema marino.
La investigación
Para conocer más sobre la química de LHS-1140b, Cadieux y sus colegas utilizaron el poder del Telescopio Espacial James Webb (JWST) para observar su atmósfera.
A menos de 50 años luz de distancia, el sistema está lo suficientemente cerca como para recopilar información detallada sobre cómo la luz cambia cuando el exoplaneta pasa entre la Tierra y su estrella. Mediante este método, los investigadores detectaron la presencia de nitrógeno, lo que sugiere una atmósfera secundaria.
El equipo también combinó la masa y el radio del exoplaneta para calcular su densidad, obteniendo una cifra de 5.9 gramos por centímetro cúbico. Esta densidad no es suficiente para un mundo compuesto únicamente de roca, lo que sugiere que podría ser un planeta cubierto de agua.
Prometeo candidato
Aunque no se sabe con certeza qué está ocurriendo en LHS-1140b, parece ser el candidato más prometedor hasta la fecha para un ecosistema alienígena exótico fuera de nuestro sistema estelar.
«La detección de una atmósfera similar a la de la Tierra en un planeta templado está llevando las capacidades de Webb al límite; es factible; sólo necesitamos mucho tiempo de observación», dice el físico René Doyon de la Universidad de Montreal.
«El indicio actual de una atmósfera rica en nitrógeno requiere confirmación con más datos. Necesitamos al menos un año más de observaciones para confirmar que LHS 1140b tiene una atmósfera, y probablemente dos o tres más para detectar dióxido de carbono».