¿Nos equivocamos con los agujeros negros? Radical estudio desafía a Einstein.

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¿Nos equivocamos con los agujeros negros? Radical estudio desafía a Einstein.

¿Y si los agujeros negros no tuvieran una singularidad en su centro? Un nuevo estudio sugiere que eso podría ser cierto, y cambiaría todo lo que creemos saber.

El estudio fue publicado en la revista Journal of Cosmology and Astroparticle Physics por un grupo de expertos reunidos en un taller del IFPU, dirigido por Stefano Liberati.

La idea de los agujeros negros viene de hace más de un siglo. Einstein formuló su teoría de la relatividad en 1915, y un año después, Schwarzschild encontró que existían objetos tan densos que ni la luz escapaba.

Pero desde el inicio, había un problema: al centro de estos objetos, la física clásica predecía una “singularidad”. Un punto donde todo se rompe, y las leyes conocidas dejan de funcionar.

En los 60, los físicos se dieron cuenta de lo grave que era eso. Una singularidad no es una explicación, es admitir que no entendemos lo que pasa en ese núcleo oscuro.

A pesar de eso, desde los 70 hemos ido acumulando pruebas de que los agujeros negros existen. En 2015 se detectaron ondas gravitacionales, y en 2019 y 2022 se fotografiaron sombras de agujeros negros.

Estos avances ganaron premios Nobel. Pero aún no sabemos qué hay en el centro. Todo lo que se ha observado es externo. El núcleo sigue siendo un misterio total.

Ahí es donde entra este nuevo enfoque. Liberati compara esa región desconocida con los antiguos mapas que decían “aquí hay leones”: zonas misteriosas que nadie ha explorado.

El objetivo ahora es encontrar modelos nuevos, donde los efectos cuánticos reemplacen esa singularidad absurda. Es decir, hacer que la física tenga sentido, incluso en condiciones extremas.

Durante el taller del IFPU, se debatieron tres modelos:

  1. El clásico con singularidad y horizonte.

  2. Uno «regular», sin singularidad pero con horizonte.

  3. Un “imitador”, que parece un agujero negro, pero no tiene ni singularidad ni horizonte.

Los modelos 2 y 3 ofrecen formas nuevas de pensar estos objetos. Y lo mejor es que podrían probarse con observaciones, usando tecnología que ya estamos desarrollando.

Por ejemplo, el Event Horizon Telescope podría detectar patrones raros en la luz alrededor de un imitador. Las ondas gravitacionales también podrían revelar señales distintas a lo esperado.

Incluso podríamos captar radiación térmica desde la superficie de un objeto sin horizonte. Todo eso ayudaría a entender qué hay realmente en el interior.

Liberati dice que aún no sabemos exactamente qué buscar, pero las simulaciones y la teoría están avanzando rápido. Es cuestión de tiempo para que la observación y la teoría se encuentren.

Esto no solo resolvería el misterio del centro de los agujeros negros. Podría ser el camino para unir la relatividad con la mecánica cuántica: la famosa “teoría cuántica de la gravedad”.

Así que, aunque no tengamos todas las respuestas, la ciencia está justo en la frontera de algo grande. Y lo mejor: estamos empezando a cruzarla.