Ya sea por causa del trabajo, estudios, preocupaciones o por una noche de diversión, muchas veces no dormimos lo suficiente y, una noche tras otra, terminamos alterando por completo nuestro ciclo del sueño. Los especialistas sugieren siempre llevar buenos hábitos de descanso, de lo contrario este desbalance en nuestras horas de sueño conllevará a problemas de salud y deterioro cognitivo.
Ahora un nuevo estudio nos da una razón más para dormir a nuestras horas, pues ofrece pruebas de que la falta de sueño contribuye a la acumulación de grasa abdominal.
Grasa visceral
Este tipo de grasa no saludable se acumula alrededor de los órganos internos en el abdomen, y puede aumentar el riesgo de enfermedades cardíacas. Es preciso aclarar que el cuerpo suele mantener un depósito de grasa bajo la piel, pero si uno duerme poco, la grasa se distribuye a regiones más profundas.
«El sueño inadecuado parece redirigir la grasa al compartimiento visceral más peligroso», señala el cardiólogo Virend Somers.
El especialista de la Clínica Mayo y sus colegas realizaron un experimento aleatorizado con 12 voluntarios sanos y no obesos durante un período de 21 días. Los voluntarios se dividieron en dos grupos. El primero, durmió nueve horas por noche y, el segundo, descansó solo por cuatro horas. Tres meses después, se repitieron las pruebas con los participantes intercambiando grupos.
Los especialistas monitorearon la ingesta y el gasto de energía, el peso corporal, la composición corporal y la distribución de grasa. También consideraron los biomarcadores circulantes del apetito, y algunos de los cambios biológicos aparentes no se habrían notado fuera de una evaluación científica completa.
Cuidado, puede pasar desapercibida
El equipo descubrió que el sueño restringido fue responsable del aumento del 9% de la grasa total en el abdomen y del 11% de la grasa visceral abdominal.
Además de estas diferencias, los participantes que dormían menos, consumían un promedio de más de 300 calorías adicionales por día. Por lo tanto, consumían alrededor de un 13 % más de proteína y un 17 % más de grasa. El gasto de energía se mantuvo mayormente igual.
«La acumulación de grasa visceral solo se detectó mediante tomografía computarizada. De lo contrario, se habría pasado por alto, especialmente porque el aumento de peso fue bastante modesto, solo alrededor de medio kilo», informó Naima Covassin.
«Las medidas de peso por sí solas serían falsamente tranquilizadoras en términos de las consecuencias para la salud de un sueño inadecuado».
El hecho de que la acumulación de grasa abdominal sea difícil de detectar lo hace aún más peligroso. Alrededor de un tercio de los adultos en los EE. UU. no duermen lo suficiente de manera regular, y factores como el trabajo por turnos y el uso nocturno de pantallas contribuyen al problema.
«Es importante destacar que, aunque durante el sueño de recuperación hubo una disminución en la ingesta de calorías y el peso, la grasa visceral continuó aumentando. Esto sugiere que el sueño inadecuado es un desencadenante previamente no reconocido para la acumulación de grasa visceral, y que recuperar el sueño, al menos en el corto término, no revierte la acumulación de dicha grasa«.
Por ello, los especialistas hacen siempre hincapié en llevar una vida equilibrada, entre actividades laborales, actividad física, dieta saludable y descanso suficiente.