Los robots está adquiriendo nuevas capacidades gracias a las plantas y los hongos

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Los robots está adquiriendo nuevas capacidades gracias a las plantas y los hongos

Imagínate un robot que camina gracias a un hongo o una planta que genera electricidad con el viento. Aunque suene a ciencia ficción, los científicos ya están creando estas tecnologías biohíbridas.

Anand Mishra, ingeniero de la Universidad de Cornell, investiga cómo los hongos pueden mejorar la sensibilidad de los robots. Su equipo cultivó micelios en electrodos y los conectó a dos pequeños robots.

Los micelios, que son las raíces de los hongos, enviaron señales eléctricas a los robots. Estas señales, llamadas potenciales de acción, funcionan como los impulsos nerviosos en el cuerpo humano.

Cuando los científicos aplicaron luz ultravioleta a los micelios, la intensidad de las señales cambió. Como resultado, los robots modificaron su forma de caminar, reaccionando a su entorno.

Este estudio, publicado en Science Robotics, demostró que los hongos pueden hacer que los robots sean más sensibles a estímulos externos como la luz y, en el futuro, a los gases.

Mishra cree que estos biobots podrían tener aplicaciones en la agricultura. Podrían recorrer los campos, analizando el suelo y detectando cambios en el ambiente de manera más eficiente que las máquinas tradicionales.

Mientras tanto, en Italia, el científico de materiales Fabian Meder explora otra idea revolucionaria: usar plantas para generar electricidad aprovechando la energía del viento.

Meder diseñó hojas artificiales que, al moverse con el viento, crean electricidad estática. Este fenómeno se conoce como efecto triboeléctrico y ocurre cuando dos materiales se frotan entre sí.

Las hojas falsas tienen una capa de goma, un material ideal para generar carga estática. Al chocar con hojas reales, transfieren electricidad al tejido de la planta, generando una corriente.

Meder demostró que esta energía puede encender luces LED. Su investigación abre la posibilidad de desarrollar plantas biónicas que alimenten pequeños dispositivos sin necesidad de baterías.

El gran reto de esta tecnología es mantener vivas las plantas que forman parte del sistema. La fotosíntesis es clave, por lo que los materiales utilizados deben permitir el paso de la luz.

Las máquinas tradicionales se desgastan con el tiempo y necesitan reparaciones. En cambio, las plantas pueden regenerarse y adaptarse al entorno, lo que haría que estas tecnologías sean más duraderas.

Meder cree que estas innovaciones son el futuro de la tecnología sustentable. «Siempre se trata de recolectar esas pequeñas migajas de energía que de otro modo se perderían», explica.

Estos avances muestran cómo la naturaleza y la tecnología pueden combinarse para crear soluciones más eficientes. Robots con hongos y plantas generadoras de energía podrían transformar la robótica y la energía renovable.

Aunque todavía estamos en las primeras etapas, estos estudios dejan claro que el futuro de la tecnología podría ser más verde, más vivo y más integrado con el entorno.