Un análisis de la actividad cerebral, tanto en reposo como durante tareas específicas, ha identificado seis patrones distintos de actividad cerebral, síntomas y respuestas al tratamiento en personas con depresión y ansiedad. La investigación, publicada en Nature Medicine, ha sido realizada por un equipo de Estados Unidos y Australia.
Este equipo también ha identificado tratamientos más efectivos para algunos de estos patrones, lo que podría permitir a los médicos asignar terapias óptimas según el funcionamiento cerebral de cada paciente.
«El enfoque dominante de ‘talla única’ en la psiquiatría conduce a un ciclo de opciones de tratamiento por ensayo y error», explican el neurocientífico de la Universidad de Stanford, Leonardo Tozzi, y sus colegas. Este proceso es largo, costoso y frustrante, con un 30-40% de los pacientes sin alcanzar la remisión después de intentar un tratamiento.
La investigación
Los investigadores estudiaron a 801 participantes, en su mayoría no medicados, diagnosticados con diversos trastornos como depresión mayor, trastorno de ansiedad generalizada, trastorno de pánico, trastorno de ansiedad social, trastorno obsesivo-compulsivo o trastorno de estrés postraumático, o una combinación de estos. También incluyeron a 137 personas sin estos trastornos como grupo de control.
Utilizando escáneres cerebrales fMRI, los investigadores obtuvieron 41 medidas de activación y conectividad para cada participante, enfocándose en seis circuitos cerebrales relacionados con la depresión. Los escáneres se realizaron tanto en reposo como en respuesta a tareas de cognición y emoción.
Mediante aprendizaje automático, clasificaron a los participantes en seis tipos basados en vías cerebrales específicas que estaban hiperactivas o hipoactivas en comparación con los controles.
«Hasta donde sabemos, es la primera vez que se demuestra que la depresión puede explicarse por diferentes alteraciones en el funcionamiento del cerebro», afirma la autora principal, Leanne Williams, psiquiatra y científica conductual de Stanford.
La depresión es compleja
El equipo asignó aleatoriamente a 250 participantes para recibir uno de tres antidepresivos o terapia hablada. El antidepresivo venlafaxina fue más efectivo para un subtipo con regiones cerebrales cognitivas hiperactivas.
La terapia hablada funcionó mejor para aquellos con mayor actividad en partes del cerebro vinculadas a la depresión y la resolución de problemas. Aquellos con baja actividad en el circuito de atención del cerebro se beneficiaron menos de la terapia hablada, sugiriendo que podrían necesitar primero medicación para aumentar esta actividad.
«Para avanzar hacia una psiquiatría de precisión, necesitamos identificar los tratamientos más efectivos para los pacientes y administrarlos lo antes posible», señala Jun Ma, científico de la Universidad de Illinois. La información sobre la función cerebral ayudaría a prescribir tratamientos más precisos.
En 2023, parte del mismo equipo identificó un nuevo biotipo cognitivo de depresión, afectando al 27% de las personas con depresión mayor, cuyas deficiencias cognitivas no responden a antidepresivos que apuntan a la serotonina.
La depresión es compleja, y encontrar un tratamiento efectivo puede ser un proceso largo. Cada paso hacia un enfoque más personalizado es valioso. «Es muy frustrante no tener una mejor alternativa a este enfoque de ‘talla única'», dice Williams. «El objetivo de nuestro trabajo es lograr acertar a la primera».