Encuentran el primer posible planeta gigante ‘superviviente’ a la muerte de su estrella

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Encuentran el primer posible planeta gigante ‘superviviente’ a la muerte de su estrella

Planeta gigante orbita una enana blanca mucho más pequeña. Ilustración. (NASA’s Goddard Space Flight Center)

Un equipo de astrónomos detectó por primera vez un potencial planeta gigante intacto orbitando una enana blanca. Este hallazgo representa una oportunidad prometedora para determinar si la vida de un planeta puede sobrevivir a la muerte de su estrella.

Los detalles del estudio, realizado con ayuda del telescopio espacial TESS, fueron publicados en Nature.

Una enana blanca

La enana blanca en cuestión se llama WD 1856. Esta forma parte de un sistema de tres estrellas que se encuentran a 80 años luz de la Tierra. El candidato a exoplaneta, WD 1856 b, es aproximadamente siete veces más grande que la enana blanca. Además, completa una órbita en tan solo 34 horas, lo que es 60 veces más rápido de lo que Mercurio orbita nuestro Sol.

«WD 1856 b de alguna manera se acercó mucho a su enana blanca y logró mantenerse en una sola pieza», dijo Andrew Vanderburg para el comunicado oficial de la NASA.

“El proceso de creación de la enana blanca destruye los planetas cercanos, y cualquier cosa que luego se acerque demasiado suele ser destrozada por la inmensa gravedad de la estrella”, agregó el científico.

Además, Vanderburg mencionó que todavía existen una gran cantidad de preguntas sobre cómo WD 1856 b llegó a su ubicación actual sin sufrir catastróficas consecuencias.

El primero de su tipo

El equipo de investigadores encontró WED 1856 b utilizando el telescopio TESS de la NASA. Este busca exoplanetas a través de las pequeñas caídas de brillo que causan al cruzarse en frente de su estrella anfitriona. A esto se le conoce como el método del tránsito.

Existen muchos objetos astronómicos que pueden atravesarse, no solo planetas. Para tener más información, los científicos utilizaron el Spitzer, un telescopio que captura luz infrarroja.

De esta manera, el equipo descubrió que WD 1856 b no emitía radiación infrarroja. Esto sugería que el objeto es un planeta, y no una enana marrón o una estrella de baja masa.

Esta característica, unida a otras como la avanzada edad de la enana blanca, llevó a concluir que WD 1856 b es muy probablemente un planeta de no más de 14 veces el tamaño de Júpiter. Se necesitan más observaciones y estudios para confirmar esta conclusión.

¿Sobrevivir a la explosión de una estrella?

El descubrimiento de un posible planeta que orbita una enana blanca llevó al equipo a varias preguntas interesantes. ¿Es posible que planetas rocosos más pequeños, que pueden albergar vida, existan en las zonas habitables de enanas blancas?

«Sabemos ahora que pueden existir planetas gigantes alrededor de enanas blancas, y la evidencia se remonta a más de 100 años mostrando material rocoso que contamina la luz de las enanas blancas. Ciertamente hay pequeñas rocas en los sistemas de enanas blancas», dijo Ryan MacDonald. «Es un salto lógico imaginar un planeta rocoso como la Tierra orbitando una enana blanca».

Para responder a la anterior pregunta, el equipo realizó observaciones simuladas. De esta manera, se mostró que el próximo telescopio espacial James Webb podría detectar agua y dióxido de carbono en posible planeta observando solo cinco tránsitos.

“Aún más impresionante, Webb pudo detectar combinaciones de gases que podrían indicar actividad biológica en un mundo así en tan solo 25 tránsitos”, declaró Kaltenegger, director del Instituto Carl Sagan de Cornell.

“En las condiciones adecuadas, esos mundos podrían mantener condiciones favorables para la vida durante más tiempo de lo previsto para la Tierra. Ahora podemos explorar muchas posibilidades nuevas e intrigantes para los mundos que orbitan estos núcleos estelares muertos”.


Actualmente no existe evidencia que sugiera que existen otros planetas en este sistema, pero es posible que aún no los hayamos detectado.

La investigación sobre la posibilidad de que un planeta rocoso pueda sobrevivir a estas condiciones se publicó en The Astrophysical Journal Letters.

 

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