El Nobel de Medicina 2023 va para los creadores de las vacunas de ARNm

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El Nobel de Medicina 2023 va para los creadores de las vacunas de ARNm

El Premio Nobel de Medicina 2023 fue otorgado a Katalin Karikó y Drew Weissman por sus descubrimientos que ayudaron a la creación de las vacunas ARNm. / Niklas Elmedhed / Nobel Media

El Premio Nobel de Fisiología o Medicina del año 2023 ha sido otorgado a Katalin Karikó y Drew Weissman, dos destacados científicos cuyo trabajo revolucionario se encuentra detrás de la tecnología de las vacunas de ARNm, que han desempeñado un papel fundamental en la lucha contra la pandemia de COVID-19. En el comunicado de prensa emitido por la página oficial, se proporcionan detalles sobre su investigación.

Tradicionalmente, el desarrollo de vacunas se basaba en el uso de componentes del agente infeccioso, como bacterias completas, partículas virales o proteínas individuales. Aunque este enfoque demostró ser eficaz, requería una producción a gran escala y se centraba en instruir al cuerpo para que generara proteínas virales y las presentara al sistema inmunológico.

Este concepto condujo al desarrollo de las vacunas vectoriales, en las cuales el material genético de un virus se encapsula dentro de la cápside de otro virus. No obstante, este método conllevaba sus propias complicaciones, ya que el virus portador debía ser sintetizado artificialmente y, en algunos casos, podría desencadenar una respuesta inmune propia.

 

Vacunas ARNm

Karikó y Weissman, ambos afiliados a la Universidad de Pensilvania en ese momento, imaginaron un enfoque diferente. Su objetivo era introducir ARN mensajero (ARNm), que codifica la proteína viral necesaria, directamente en las células humanas; pero no fue una tarea fácil.

Los mecanismos de defensa del cuerpo identificaron el ARNm como una entidad ajena y lo confundieron con un virus. El desafío primordial radicaba en alterar el ARNm de manera que se asemejara a la secuencia genética humana.

Luego de una investigación exhaustiva y una serie de experimentos, en 2005, este dúo científico descubrió una combinación de modificaciones que volvieron al ARNm indistinguible para las células humanas. Un cambio crucial, consistente en reemplazar el uracilo con N1-metil-pseudouridina, en muchos casos resultó suficiente para disfrazar el ARNm. Estas modificaciones evitaron una respuesta inmunitaria y permitieron a las células producir la proteína deseada en mayores cantidades.

 

Importancia 

Este descubrimiento allanó el camino para que las empresas farmacéuticas desarrollaran vacunas utilizando esta tecnología. Fue durante la pandemia de Covid cuando el mundo verdaderamente reconoció el potencial de las vacunas basadas en ARN mensajero (ARNm).

Karikó desempeñó un papel fundamental en BioNTech, que colaboró con Pfizer para producir una vacuna. La vacuna de Moderna también se basó en el mismo principio. El Comité Nobel ha destacado que fueron las innovaciones de Karikó y Weissman las que permitieron la rápida creación de vacunas contra el Covid.

Curiosamente, incluso antes de recibir el Premio Nobel, la pareja había sido reconocida con el Premio Breakthrough y el Premio Lasker en 2021, lo que sorprendió a muchos cuando se anunció la decisión del Comité Nobel.

 

Premios 

Los premios Nobel en esta categoría han mostrado un patrón interesante, alternando entre enfoques más «médicos» y «fisiológicos». En 2020, el premio reconoció el descubrimiento del virus de la hepatitis C, mientras que en 2021 celebró el descubrimiento de los receptores de temperatura y el sentido del tacto.

Sin embargo, en 2022 se produjo un cambio en esta tendencia cuando Svante Pääbo fue honrado por su trabajo en genomas humanos antiguos, sin relación con la medicina o la fisiología. Dado que el premio de 2023 claramente destaca logros médicos, esto genera expectativas de que en 2024 podría inclinarse más hacia la fisiología.

La concesión del Premio Nobel a Karikó y Weissman subraya la importancia de la innovación y la perseverancia en la ciencia médica. Su trabajo no solo ha transformado el campo de la inmunología, sino que también ha proporcionado a la humanidad una poderosa herramienta en la lucha contra las pandemias.

Una respuesta a «El Nobel de Medicina 2023 va para los creadores de las vacunas de ARNm»

  1. Tengo un amigo que cree muchas teorías conspiranoicas incluida la de que las vacunas COVID están diseñadas para dañarnos y matarnos. Y me manda esto que me gustaría se comentará:
    #Por_si_el_daño_no_era_suficiente 071223
    1/3

    Estimados miembros de Akasha Comunidad:

    En el libro que acabo de publicar explico, en la sección 5.2 (Capítulo 5), los diferentes mecanismos mediante los que el ARNm sintético puede ocasionar daño a nivel molecular, celular y sistémico. Bueno, pues me parece que pronto tendré que sacar una nueva edición (¡es broma…!) porque recientemente fue publicado un estudio, en la revista Nature, que encontró otro mecanismo adicional de daño. No es broma lo explicado en el estudio, porque implica que: 1) es tan amplio el abanico de mecanismos de daño, 2) es tan poco lo que se sabía cuando se autorizaron para su uso masivo, y 3) es tanto lo que se va publicando, que si sacara yo algo diferente cada vez que se encuentra otra explicación de la fisiopatología de estos productos, tendría que sacar unas 12 ediciones al año. Pero, no se preocupen, que para eso están estos mensajes en el canal de nuestra comunidad. Ya cuando se junten muchos, entonces puedo, como acabo de hacer, sentarme a escribir un libro con un ilación lógica y coherente.

    Entonces, decía, fue publicado un estudio que quiero compartir con ustedes. Se trata de un artículo escrito por Mulroney y colaboradores (https://www.nature.com/articles/s41586-023-06800-3), y titulado (traducido del inglés) «La N1-metilpseudouridilación del ARNm causa desplazamiento ribosomal +1». ¡Uff!…De acuerdo; vamos por partes con lo que implica ese ‘uff’.

    Recuerden que hemos visto que el ADN (escrito en cuatro nucleótidos, o bases) de cada célula contiene la información genética del organismo, es decir, su genoma. Esta información, cuando se va a utilizar para producir proteínas específicas, ‘sale’ del núcleo, luego de un proceso conocido como transcripción (que es la acción de transcribir a ARN la información de un gen específico del genoma). La transcripción genera un ARN mensajero (ARNm; y no me refiero a sintético, sino celular, normalito y naturalito). Este ARNm sale del núcleo y se desplaza hacia los ribosomas, que son una suerte de ‘fábrica’ de producción de proteínas, hechos a su vez de dos subunidades grandotas de proteínas. El ARNm es leído en los ribosomas, en el espacio entre las dos subunidades. Esto significa que cada tres bases (es decir, cada codón) representan un aminoácido. Entonces, en el ribosoma se va ‘moviendo’ la molécula de ARNm para que se vayan leyendo los codones (ese es el proceso de traducción). Conforme se leen, una molécula que también está en la célula, llamada «ARN de transferencia» (ARNt), va acomodando los aminoácidos en el orden en el que vienen en la secuencia, generando así una cadena de aminoácidos que se vuelve la proteína que venía en las ‘instrucciones genéticas’ originales. ¡Una belleza de proceso!

    Si aún no les queda claro lo que intento explicar arriba, imaginen que están en una habitación llena de pelotas de veinte colores: azul, rojo, amarillo, rosa, café, negro, naranja ……. (piensen en 12 colores adicionales) …. y verde (esos serían los 20 aminoácidos). Yo les doy un papel que tiene unas instrucciones escritas. Las instrucciones están escritas como combinaciones de tres números; las combinaciones se forman únicamente con 1, 2, 3 y 4, que son los únicos números que aparecen en las instrucciones. Podría ser: 124-213-312-421-222-144-312 etc. Ahora bien, antes de entrar a la habitación, ustedes se memorizaron un código que dice a qué color corresponden las combinaciones de tres números (a veces corresponden números diferentes a un mismo color, es decir, hay redundancia en el código). Entonces, comienzan a leer las combinaciones en el orden en el que están: primero 124 (que, en este ejemplo imaginario, corresponde a ‘azul’, así que van por una pelota azul y la ponen sobre la mesa); luego 213 (que, en este ejemplo imaginario, corresponde a «naranja»…..) y así siguen hasta terminar de acomodar las pelotas de color en el orden preciso. ¡Listo! Esa ‘cadenita’ de pelotas es el equivalente de su cadena de aminoácidos (es decir, su proteína). (Continúa en https://t.me/akashacomunidad/3018)

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