Desde los tiempos de Charles Darwin, la evolución del largo cuello de las jirafas ha sido objeto de un intenso debate. Aunque una teoría reciente sugiere que la regulación de la temperatura corporal pudo haber influido, las principales hipótesis apuntan a la competencia por alimento o por reproducción como los factores determinantes.
Actualmente, estos mamíferos altamente sociales alcanzan hasta 5.8 metros de altura, gracias a sus cuellos que pueden medir más de 1.8 metros, a pesar de tener solo siete vértebras cervicales, como la mayoría de los mamíferos.
Para evolucionar estos cuellos tan largos, la postura de las jirafas tuvo que ajustarse, desplazando el cuello hacia su parte trasera para mantener el equilibrio. Esta especialización extrema no permite muchas variaciones corporales, pero aún así se observa una diferencia significativa de tamaño entre machos y hembras.
La nueva investigación
Esta discrepancia, junto con las batallas de los machos por el apareamiento, llevó a algunos investigadores a sospechar que la competencia sexual impulsó el alargamiento del cuello de las jirafas, similar a cómo la selección sexual ha llevado a la evolución de la llamativa cola del pavo real. Esta investigación, publicada en Mammalian Biology, ha sido recientemente cuestionada.
Doug Cavener, biólogo de la Universidad Estatal de Pensilvania, explica que la hipótesis de «cuellos para el sexo» predice que los machos tendrían cuellos más largos que las hembras. Sin embargo, aunque técnicamente es así, los machos son en general un 30% a 40% más grandes que las hembras.
Analizando miles de fotos de jirafas Masai en cautiverio, Cavener y su equipo descubrieron que las proporciones corporales cambian con la madurez sexual. Las hembras adultas terminan con cuellos proporcionalmente más largos, mientras que los machos desarrollan cuellos más anchos.
Esto sugiere que la selección natural presionó a las hembras para desarrollar cuellos largos debido a sus demandas nutricionales, mientras que la selección sexual influyó en la anchura de los cuellos de los machos. Según Cavener, las hembras, casi siempre preñadas o lactando, necesitan alcanzar hojas inaccesibles para otros, lo que favorece cuellos más largos.
En riesgo
Por desgracia, las jirafas Masai han visto una disminución del 40% en su población desde 1985, debido en parte a la pérdida de hábitat y la caza furtiva.
«Si la búsqueda de alimento por parte de las hembras está impulsando este rasgo icónico, resalta la importancia de conservar su hábitat en declive», afirma Cavener, destacando la necesidad de estrategias de conservación eficaces para proteger a estos majestuosos animales.