El interior de Venus podría estar más vivo de lo que pensábamos. Investigadores del Instituto Geofísico Fairbanks de la Universidad de Alaska y de la NASA han detectado actividad volcánica en nuestro vecino estelar. La investigación fue publicada en Science.
Venus
Venus es un planeta rocoso y denso que tiene aproximadamente el mismo tamaño y masa que la Tierra. Sin embargo, a diferencia de la Tierra, Venus no tiene tectónica de placas… hasta donde se sabe.
Los modelos geodinámicos de Venus que coinciden con las observaciones geológicas y geofísicas no están de acuerdo con el nivel actual esperado de vulcanismo. Esto ha producido varias predicciones de que podría ser menor, igual o incluso mayor que el nivel de vulcanismo en la Tierra.
Según los investigadores, el vulcanismo de la Tierra, en su gran mayoría, está asociado con la formación de corteza en las dorsales oceánicas o los arcos volcánicos sobre las zonas de subducción.
Venus, por otro lado, tiene varias docenas de volcanes con tamaños y firmas de gravedad indicativas de columnas de manto caliente subyacentes. Algunas de estas estructuras son más grandes que la Isla Grande de Hawái.
«Se ha predicho que podrían ocurrir múltiples erupciones basálticas en el transcurso de un día sideral venusiano (243 días terrestres)», indica el equipo en un comunicado. «La extensión de esta analogía predice áreas de flujo de lava que cubren varias decenas de kilómetros durante el mismo período», añaden.
El estudio
En el nuevo estudio, los investigadores examinaron imágenes de radar de la superficie de Venus recopiladas por la nave espacial Magellan entre 1990 y 1992. Se enfocaron en un área que contiene dos de los volcanes más grandes de Venus, Ozza y Maat Mons.
«Ozza y Maat Mons son comparables en volumen a los volcanes más grandes de la Tierra, pero tienen pendientes más bajas y, por lo tanto, están más dispersos», comentó el profesor Robert Herrick del Instituto Geofísico Fairbanks.
Los autores compararon dos imágenes, una tomada a mediados de febrero de 1991 y la otra a mediados de octubre del mismo año. Notaron un cambio en un respiradero en el lado norte de un volcán en escudo abovedado que forma parte del volcán Maat Mons.
«El respiradero había crecido de una formación circular de 2,2 km2 a una forma irregular de unos 4 km2», señalaron. La última imagen indica que las paredes del respiradero se acortaron, tal vez solo unos cientos de pies de altura, y que el respiradero estaba casi lleno hasta el borde.
Posible explicación
Se cree que surgió un lago de lava en el respiradero durante los ocho meses entre las imágenes, aunque se desconoce si el contenido era líquido o enfrió y se solidificó. También advierten que un colapso no volcánico provocado por un terremoto de las paredes del respiradero podría haber causado la expansión.
Sin embargo, los colapsos de respiraderos de esta escala en los volcanes de la Tierra siempre han ido acompañados de erupciones volcánicas cercanas. “El magma se retira por debajo de la ventilación porque va a otro lugar”, explican los científicos.
La superficie de Venus es geológicamente joven, sobre todo si la comparamos con todos los demás cuerpos rocosos, excepto la Tierra y la luna Ío de Júpiter. No obstante, las estimaciones de la frecuencia con la que podrían ocurrir erupciones en Venus han sido especulativas. Más estudios acalrarían el panorama.