Un contundente análisis comprueba que no es posible retrasar el envejecimiento

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Un contundente análisis comprueba que no es posible retrasar el envejecimiento

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Investigadores compararon el ritmo de envejecimiento de nueve poblaciones humanas y 30 poblaciones de primates. Sus resultados fueron publicados en Nature.

Ralentizar el envejecimiento

«¿Es posible ralentizar la tasa de envejecimiento o las limitaciones biológicas fijan su plasticidad?». Esta pregunta da inicio a su publicación en Nature. Los 42 científicos, pertenecientes a 14 países, pusieron a prueba la conocida «hipótesis de la tasa invariante de envejecimiento». Esta postula que cada especie tiene  un índice relativamente fijo de envejecimiento y el cual no podrá ser cambiado ni por vitaminas ni alimentación orgánica.

“La muerte humana es inevitable. No importa cuántas vitaminas tomemos, qué tan saludable sea nuestro medio ambiente o cuánto hagamos ejercicio, eventualmente envejeceremos y moriremos ”, dice Fernando Colchero, autor principal del estudio y profesor asociado en el Departamento de Matemáticas e Informática de la Universidad del Sur de Dinamarca.

Para comprobar esta hipótesis, los investigadores analizaron una colección de datos concernientes a nueve poblaciones humanas y treinta poblaciones de primates no humanos de cautiverio y en estado salvaje, como chimpancés, gorilas, babuinos y sifacas. Con estos datos, el equipo estableció la relación entre la esperanza de vida y la igualdad de la esperanza de vida. La primera variable proporciona una medida útil de la esperanza de vida media, y la segunda da una idea de la incertidumbre sobre la edad de morir, es decir qué tan concentradas están las muertes en edades más avanzadas.

Aumenta la esperanza de vida

Según sus resultados, a medida que aumenta la esperanza de vida, también aumenta la igualdad de la esperanza de vida. Así, la igualdad de vida es muy alta cuando la mayoría de los individuos de una población tienden a morir aproximadamente a la misma edad, como se observa en el Japón o Suecia modernos, que es alrededor de los 70 u 80 años.

Si nos remontamos al siglo XIX, la igualdad de la esperanza de vida era muy baja en esos mismos países, ya que habían menos muertes concentradas en edades avanzadas, traduciéndose en una menor esperanza de vida. Es decir, esta relación indica las edades en las que las reducciones en la mortalidad aumentan la esperanza de vida y la igualdad de la esperanza de vida: cuanto más se avanza en las edades más jóvenes, más estrecha es la relación.

Que la esperanza de vida haya aumentado no significa que envejezcamos más lento. Para el profesor Colchero, «la razón es que cada vez más bebés, niños y jóvenes sobreviven y esto aumenta la esperanza de vida promedio ”.

Al explorar los patrones de esperanza de vida e igualdad de esperanza de vida entre nuestros parientes más cercanos, el estudio muestra que este patrón sería universal entre los primates, al tiempo que proporciona información única sobre los mecanismos que lo producen.

“Observamos que no solo los humanos, sino también otras especies de primates expuestas a diferentes ambientes, logran vivir más tiempo al reducir la mortalidad infantil y juvenil. Sin embargo, esta relación solo se mantendrá reduciendo la mortalidad temprana, no la tasa de envejecimiento», señala Fernando Colchero.

Aunque no podamos reducir nuestra tasa de envejecimiento, continuará la duda sobre si la ciencia médica logrará hacerlo, ya que la evolución hasta el momento no lo ha conseguido.