Una redada policial en Brasil salvó el fósil de un lagarto volador extraordinariamente bien conservado con una cresta de cabeza bastante enorme. El fósil de pterosaurio Tupandactylus navigans fue descubierto entre otros 3.000 especímenes por la policía en 2013 mientras investigaba el comercio ilegal de fósiles.
El científico de la Universidad de Sao Paulo, Victor Beccari, y sus colegas reconocieron que tenían el espécimen más completo de Tapejaridae cuando lo reconstruyeron. El equipo tuvo que encajar las piezas de 2 metros que habían sido cortadas en 6 partes para poder estudiar el fósil a más detalle.
Las tomografías computarizadas revelaron el increíble detalle de la decoración de la cabeza desgarbada del animal, que medía aproximadamente la mitad de la altura total del pterosaurio. Los investigadores describieron el hallazgo en un número de la revista PLOS One.
Pterosaurios
Dado que los pterosaurios tienen huesos huecos quebradizos con paredes sueltas útiles para mantener su peso ligero en el vuelo, son extremadamente raros en el registro fósil. Hasta hace poco solo se habían descubierto fragmentos de cráneos tapejaridos.
Sin embargo, la falta de oxígeno puede haber ayudado a la extraordinaria preservación de los tejidos blandos de la cresta y el pico del fósil. Así lo demuestra la ausencia de criaturas que habitan el suelo del lago donde se depositó el espécimen, espacio actualmente llamado Formación Crato.
T. navigans también tenía una cresta peculiar colgando de su mandíbula inferior. Beccari afirmó que este pterosaurio tenía una envergadura de casi 2,5 metros y 1 metro de altura. Además, la cresta en su cabeza representaba el 40% de su altura.
Estos antiguos lagartos habrían explotado su capacidad de volar para huir de los depredadores a través del cielo sobre lo que ahora es el norte de Brasil hace unos 115 millones de años, según los científicos. Un hueso llamado notarium facilitó su vuelo.
Tupandactylus navigans.
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Variant 1
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Más estudios
La existencia del notarium, (una unión de las primeras vértebras del pecho) aumenta la resistencia a las fuerzas de torsión inducidas por el batir de alas. Asimismo, confirma la capacidad del pterosaurio para volar.
Al comparar el fósil con descubrimientos anteriores, los autores creen que algunos de los cambios son atribuibles al dimorfismo sexual. Es decir, la diferencia de tamaño entre machos y hembras; aunque se necesita indagar más al respecto hasta dar con una respuesta certera.
“Los pterosaurios ya eran alucinantes antes, pero este nuevo espécimen, con su enorme e incómoda cresta y su largo cuello, es asombroso, ya que sus características aparte de convertirlo en un compañero atractivo, también habrían hecho de él un objetivo fácil para los depredadores y un mal volador”, dijo Beccari a New Scientist.
El científico brasilero agregó que, los Tupandactylus quizá fueron como los pavos reales. “Probablemente pasaban el tiempo comiendo fruta del suelo o usando su largo cuello para agarrar comida de los arbustos más altos”, explicó.
Independientemente de todo, la serendipia ha beneficiado a la ciencia una vez más. La policía encontró el fósil antes de que terminara en alguna colección privada. La exportación ilegal de fósiles como este es un gran problema para Brasil.