En 1973 los arqueólogos desenterraron el esqueleto de un niño neandertal de hace 41 mil años que incrementó un debate en la arqueología. ¿Los neandertales enterraban a sus parientes una vez que fallecían como lo hacemos nosotros? Ahora una investigación publicada en Scientific Reports esclarece el misterio.
El caso LF8
El antiguo niño, que solo llegó a los dos años de edad, fue encontrado en el sitio arqueológico La Ferrassie, al suroeste de Francia. De hecho, de ahí viene su nombre: La Ferrassie 8, o LF8 para los amigos.
La duda de si el entierro de LF8 fue intencional siempre quedó. En parte, por las técnicas arqueológicas y el mantenimiento de registros utilizados en el pasado. Los métodos anticuados utilizados por los arqueólogos y antropólogos en el pasado significan que no siempre podemos estar completamente confiados en sus hallazgos.
Por eso, un equipo dirigido por investigadores del Centre Nationale de la Recherche Scientifique (CNRS) y el Muséum Nationale d’Histoire Naturelle de Francia reevaluaron los restos de LF8. Todo el material se ha conservado en el museo durante casi 50 años.
En su trabajo, los investigadores revisaron los cuadernos y diarios de campo utilizados por el equipo de excavación original, además de analizar los huesos de La Ferrassie 8. También realizaron nuevas excavaciones y análisis en el sitio del refugio de la cueva La Ferrassie donde se encontraron los restos del niño.
Tenían razón
Los resultados de su enfoque multidisciplinario sugieren que las viejas conclusiones eran correctas: el niño fue enterrado. Esta acertada conclusión se dio a pesar de la naturaleza deficiente de la investigación inicial sobre el supuesto entierro de LF8.
“Los datos combinados antropológicos, espaciales, geocronológicos, tafonómicos y biomoleculares analizados aquí sugieren que un entierro es la explicación más parsimoniosa para LF8”, explican los autores. “Proponemos que los neandertales cavaron intencionalmente un pozo en sedimentos estériles en el que se colocó el niño LF8”.
De esta forma, el equipo confirmó que los huesos fueron depositados de manera no dispersa, permaneciendo en su posición anatómica, con la cabeza más alta que el resto del cuerpo, aunque la disposición del terreno estaba inclinada en un ángulo diferente. Lo cual sugiere una elevación artificial.
Además, no tenían marcas de animales, lo que el equipo considera otro signo probable de un entierro planeado. Especialmente cuando se compara con el estado degradado de varios restos de animales encontrados en las proximidades.
Para el futuro
El equipo también fechó por radiocarbono uno de los huesos más pequeños del esqueleto, colocándolo a unos 41.000 años de antigüedad. Esto convierte a La Ferrassie 8 en uno de los restos neandertales más recientes que se han fechado directamente. Además, el análisis del ADN mitocondrial extraído del mismo hueso confirmó la identificación de los restos como los de un neandertal.
El equipo dice que es hora de que los estándares analíticos nuevos y mejorados de hoy se apliquen a los diferentes restos esqueléticos que se tienen en La Ferrassie. Este enfoque nos brindará una evaluación actualizada de cómo ellos también fueron enterrados.
A medida que pasa el tiempo, vamos entendiendo mejor a nuestros primos extintos. Por ejemplo, hace poco escribimos cómo nos enfrentamos a ellos durante 100 mil años.