Neptuno, el lejano planeta azul del sistema solar, ha presentado un fenómeno intrigante en los últimos años: la desaparición de sus características nubes pálidas. Esta no es la primera vez que ocurre. Imágenes del Telescopio Espacial Hubble, que ha observado Neptuno desde 1994, muestran que este fenómeno ha ocurrido en el pasado.
Lo que resulta aún más fascinante es que estas fluctuaciones en las nubes de Neptuno parecen estar vinculadas con el ciclo solar de 11 años. A pesar de la gran distancia que separa a Neptuno del Sol, los cambios en la actividad solar parecen tener un impacto en la atmósfera de Neptuno. La investigación ha sido publicada en Icarus.
El estudio
En el año 2019, las nubes de Neptuno comenzaron a desvanecerse, y para el año 2020, el planeta presentaba una apariencia prácticamente desprovista de nubes. Incluso cuatro años después, las nubes no han regresado a sus niveles anteriores. Esta situación es inesperada y emocionante, ya que las anteriores disminuciones en la actividad nubosa de Neptuno no fueron tan drásticas.
Aunque Neptuno es el planeta más alejado en nuestro sistema solar y, en consecuencia, no ha sido tan estudiado como sus vecinos más cercanos, se ha acumulado un conocimiento sobre su atmósfera compleja y dinámica a lo largo del tiempo. Las observaciones realizadas desde la Tierra han permitido identificar tendencias atmosféricas a largo plazo.
Ahora, un equipo liderado por Erandi Chavez, astrónoma de la Universidad de Harvard, ha analizado datos de varios telescopios. Chávez y sus colegas centraron su estudio en datos recopilados desde 1994 por el Hubble, desde 2002 por el Observatorio Keck y por el Observatorio Lick en 2018 y 2019.
Los datos revelaron que la cobertura de nubes en Neptuno exhibe fluctuaciones en ciclos de alrededor de 11 años, que parecen estar sincronizados con la actividad solar. Cada ciclo coincide con un cambio en la polaridad del campo magnético solar, lo que se manifiesta en un aumento de erupciones y manchas solares.
Durante este período, el Sol emite una luz ultravioleta más intensa que se expande por todo el sistema solar. De acuerdo con los análisis, las nubes en Neptuno comienzan a aparecer unos 2 años después de que comienza esta irradiación UV intensa.
Correlación pero ¿causalidad?
Estos datos proporcionan la evidencia más sólida hasta ahora de una correlación entre la cobertura nubosa de Neptuno y el ciclo solar. Las observaciones sugieren que los potentes rayos UV del Sol podrían estar desencadenando una reacción fotoquímica que produce las nubes de Neptuno.
Sin embargo, persisten numerosos enigmas por resolver. Por ejemplo, la interacción ultravioleta podría tener el efecto contrario y oscurecer en lugar de aclarar las nubes. Además, las tormentas que surgen desde las profundidades de Neptuno no parecen estar relacionadas con las nubes inducidas fotoquímicamente.
Por el momento, continúan las observaciones y se han obtenido nuevos datos gracias al Telescopio Espacial James Webb. Los resultados son consistentes con los hallazgos del equipo, y se espera que la próxima máxima actividad solar ocurra en 2025.
Lo ideal sería enviar una nave espacial para estudiar Neptuno de cerca, es verdad. No obstante, las observaciones desde la Tierra ya nos ofrecen valiosas pistas sobre este enigmático planeta azul.