Con sus delicados hilos, las arañas se protegen, cazan y trasladan. Pero además, sus telarañas han servido para que estos invertebrados desarrollen la asombrosa habilidad de surcar los cielos. Estas pioneras del parapente han impresionado a los biólogos durante años, y se pensaba que se valían de las corrientes de aire caliente para elevarse.
Sin embargo, entre la comunidad de aracnólogos, otra hipótesis se va abriendo camino. En lugar de usar la temperatura, las arañas serían capaces de navegar por el cielo gracias a la electricidad.
Vuelo arácnido
El hecho de que las arañas puedan agregar una ligera carga a sus redes para atrapar presas ha sido un foco de estudios experimentales desde hace algún tiempo. Ya desde el 2018, investigaciones muestran que los campos eléctricos generados por la actividad climática podrían arrastrar una hebra de telaraña cargada electrostáticamente y a su piloto de 8 patas.
Las arañas capaces de dominar el vuelo, o ballooning, pueden tejer dos, tres o incluso docenas de hebras finas que las levanten y alejen. Pero cómo cada hilo, recubierto con material cargado negativamente, interactúa con otros hilos es una pregunta abierta.
Desafortunadamente, medir la actividad electrostática de un hilo corto es mucho más difícil de hacer en condiciones de laboratorio.
Por ello, dos investigadores trabajaron modelos simples para determinar cómo un solo hilo cargado electrostáticamente hilado por una araña es capaz de interactuar con el propio campo débilmente cargado de una atmósfera.
En otras palabras, el estudio publicado usa las matemáticas para demostrar las interacciones electromagnéticas de los hilos de araña colgantes.
Hilos electronegativos
Los físicos Charbel Habchi y Mohammad K. Jawed combinaron mediciones de estudios anteriores con un algoritmo comúnmente utilizado en gráficos computarizados para rastrear el cabello. Adjuntando entre dos y ocho cabellos virtuales a una esfera de 2 milímetros de ancho que representaba una diminuta especie de araña, podían ajustar una serie de variables como la distribución de carga, los campos eléctricos atmosféricos y la resistencia del aire.
Al principio, todos los hilos permanecieron más o menos verticales. Pero a medida que se desarrollaban las simulaciones, las cargas negativas a lo largo de los hilos se separaron, expandiendo la colección de hilos en forma de cono invertido. Esto, a su vez, ralentizó su ascenso, provocando que cayeran y que las hebras se juntaran nuevamente, haciendo que la tensión entre la repulsión electrostática y la resistencia atmosférica fuera un factor importante para determinar el número de hilos durante el vuelo.
«Creemos que, al menos para las arañas pequeñas, el campo eléctrico, sin la ayuda de las corrientes de aire ascendentes, puede causar el ballooning«, dijo Habchi.
En cuanto a las arañas más grandes, es posible que necesiten un impulso de corriente de aire ascendente. Esto implica que ambas hipótesis no son mutualmente excluyentes.
Por otro lado, si las matemáticas funcionan, podría ser la base para una nueva vía de tecnología de vuelo inspirada en el ballooning, útil para enviar drones a nanoescala en las corrientes de aire de la Tierra o en mundos lejanos.