Riddick, el personaje de Pitch Black interpretado por Vin Diesel, siempre está escapando de algo. Parece que huye de la ley, pero tal vez lo que evita es el paso del tiempo.
Resulta que viajar por el espacio no es tan simple como subirse a una nave y despegar. El cuerpo humano tiene un límite para sobrevivir allá afuera.
Un nuevo estudio publicado en la revista Space Weather advierte que las misiones humanas al espacio profundo no deberían durar más de cuatro años, principalmente por la radiación.
Pongamos Marte como ejemplo. Ir y volver toma unos dos años. Y eso sin contar el tiempo que pasarías allá.
Lógico entonces pensar que si te vas a aventar ese viaje, mínimo te quedas un rato. Pero según este estudio, no conviene estar más de cuatro años fuera de la Tierra.
El gran problema es la radiación. Mientras estamos aquí, el planeta y su campo magnético nos protegen de partículas cósmicas peligrosas.
Incluso los astronautas en órbita baja siguen bajo ese “escudo” natural. Pero más allá de eso, es terreno hostil.
En el espacio profundo te enfrentás a dos enemigos principales: las Partículas Energéticas Solares (SEPs) y los Rayos Cósmicos Galácticos (GCRs).
El estudio muestra que la cantidad de esas partículas varía según el ciclo solar, que dura unos once años.
En el pico del ciclo solar, hay más SEPs pero menos GCRs, porque el Sol genera una especie de protección extra con su actividad.
Entonces, paradójicamente, lo mejor sería lanzar una misión justo cuando el Sol está en su momento más activo.
Eso te protege más de los rayos cósmicos galácticos, que son los más dañinos y difíciles de bloquear.
Los investigadores hicieron simulaciones y calcularon que con buena protección, una misión de hasta cuatro años es viable.
Pero ojo: poner más escudo no siempre ayuda. Algunos materiales como el aluminio pueden generar radiación secundaria al chocar con los GCRs.
Eso significa que más protección puede, en algunos casos, empeorar las cosas. Hay que elegir bien los materiales.
El estudio solo analizó escudos de aluminio, que es lo más común. Pero materiales nuevos podrían ofrecer mejores resultados.
Mientras tanto, si queremos mandar humanos a Marte, tenemos que planear todo al detalle: desde cuándo salir hasta cuánto quedarnos.
Y claro, también resolver otros temas como el oxígeno, la comida y dónde vivir allá. Pero la radiación es uno de los mayores retos.
Así que no basta con tener una nave bonita o trajes espaciales chulos. El espacio tiene sus propias reglas, y el cuerpo humano no está hecho para vivir ahí.
Al final, lo que nos enseñan estudios como este es que, si vamos a explorar otros planetas, hay que hacerlo con ciencia, no solo con ganas.