La misofonía es una alteración neurológica, que se presenta como una alta sensibilidad a un sonido concreto. Puede causar molestia, enojo y hasta una gran angustia que interfiere con la vida diaria. Un nuevo estudio, publicado en Plos One, revela la complejidad de la misofonía, padecida por más personas de las que se pensaba.
Aspectos de la misofonía
«La misofonía es más que solo estar molesto por ciertos sonidos, se trata de sentirse atrapado o impotente cuando no puedes alejarte de estos sonidos y llegas a perderte cosas debido a esto», dice Jane Gregory, psicóloga clínica de la Universidad de Oxford y coautora de la investigación.
El equipo de Gregory utilizó un algoritmo para agrupar voluntarios por sexo, edad y etnia de una manera que reflejaba los datos del censo del Reino Unido para obtener una muestra representativa de personas mayores de 18 años. En total fueron 772 voluntarios los que completaron un cuestionario sobre posibles sonidos desencadenantes y sus respuestas emocionales.
El estudio sondeó 5 aspectos de la misofonía: una sensación de amenaza emocional, valoraciones internas y externas, arrebato e impacto. Los investigadores también entrevistaron a 26 personas que se identificaron a sí mismas como portadoras de misofonía y a 29 personas que no.
De acuerdo con los resultados publicados en PLOS One, la prevalencia de la misofonía en el Reino Unido es del 18,4%. Sin duda, una cifra muy encima de lo que se estimaba.
Angustia e ira
De entre todos los desencadenantes, el ruido al masticar es el que provoca el mayor disgusto entre los encuestados. Además, se encontraron dos diferencias clave entre las personas con misofonía y la población general.
En primer lugar, los sentimientos negativos hacia los sonidos que desagradan universalmente están acompañados más a menudo de ira y pánico. El subconjunto de población más sensible informó sentirse atrapado o indefenso e incapaz de escapar del ruido.
«Se trata de sentir que hay algo mal contigo por la forma en que reaccionas a los sonidos, pero también de no poder hacer nada al respecto. Esto puede conducir a la culpa, la vergüenza, la ansiedad y el retraimiento«, dice Gregory.
Por otro lado, las personas con misofonía eran más propensas a sentirse molestas por sonidos como la respiración y la deglución normales, mientras que estos no provocaron ninguna reacción en la población general.
«Es importante que nuestro estudio haya revelado que 1 de cada 5 personas en el Reino Unido experimenta reacciones misofónicas significativas, y que de ellas solo una pequeña fracción conocía el término», explica Silia Vitoratou, colega de Gregory y coautora del estudio.
“Esto significa que la mayoría de las personas con misofonía no tienen un nombre para describir lo que están experimentando. Menos del 14% de la población de la muestra conocía la misofonía antes de la encuesta«.
«Puede ser un gran alivio descubrir que no estás solo, que otras personas también reaccionan de esta manera a los sonidos», señala Gregory. «Es bueno saber que existe una palabra para lo que estás experimentando».