La desaparición de comunidades nativas pone en riesgo a muchas especies

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La desaparición de comunidades nativas pone en riesgo a muchas especies

(Pixabay)

Contrario a la idea de que la naturaleza estaría mejor sin los humanos, los pueblos originarios y comunidades locales tienen un papel importante en la protección de la biodiversidad. Por ello, su desaparición pone en riesgo a muchas especies.

Un análisis global de 385 especies de plantas y animales culturalmente importantes encontró que el 68% son biológicamente vulnerables y están en riesgo de perder a sus protectores. Estos hallazgos publicados en PNAS ilustran muy bien que la biología no debería ser el factor principal en la configuración de la política de conservación.

 

Protectores

Para la antropóloga Victoria Reyes-García, cuando una cultura mengua, las especies importantes para esa cultura también están amenazadas. Por lo tanto, ella y sus colegas instan a considerar la vulnerabilidad de las personas que históricamente han cuidado de las especies en los esfuerzos dedicados a su conservación.

“Muchas personas en el campo de la conservación piensan que debemos separar a las personas de la naturaleza, pero esa táctica pasa por alto la relación afectuosa que muchos grupos culturales, como los isleños del Estrecho de Torres, tienen con la naturaleza», dice Reyes-García.

“Los pueblos indígenas, las comunidades locales y otros grupos étnicos son buenos administradores de su biodiversidad”, afirma Ina Vandebroek, etnobotánica quien no participó del trabajo. “Tienen un profundo conocimiento sobre sus entornos que realmente no podemos pasar por alto”.

El dugongo, mamífero marino primo del manatí, ilustra muy bien la situación. Dugong dugon habita las cálidas aguas costeras poco profundas desde África Oriental hasta Australia, en el Océano Índico y el Pacífico. La contaminación y la pérdida de su hábitat son las principales amenazas a su supervivencia. Su situación es tal que, en diciembre, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN) elevó el estado de la especie a vulnerable. Algunas poblaciones están clasificadas como en peligro o en peligro crítico.

 

Estado biocultural

Pero ahí no acaba la tragedia. El dugongo corre el riesgo de perder la protección de un grupo que las ha cuidado durante mucho tiempo: los isleños del Estrecho de Torres. Estos pueblos indígenas frente a la costa de Australia históricamente han sido administradores de las poblaciones de dugongos, cazando animales de manera sostenible y monitoreando su número.

Lamentablemente están amenazados. El aumento del nivel del mar está invadiendo sus comunidades, y las temperaturas más cálidas del aire y del mar les dificulta vivir en la región.

Cuando los científicos analizaron este caso, determinaron que su estado biocultural está en peligro, siendo mayor el riesgo de lo que sugiere su categorización de la UICN.

El «estado biocultural» brindaría una imagen más completa de la situación de las especies. Para llegar a este, el equipo utilizó investigaciones existentes sobre la vitalidad del idioma para determinar el riesgo de desaparición de una cultura. Es decir, cuanto más disminuye el uso del idioma de un grupo cultural, más amenazada está esa cultura. Y cuanto más amenazada esté, sus especies importantes son culturalmente más vulnerables. Luego, combinaron la vulnerabilidad cultural y biológica de una especie y obtuvieron el estado biocultural.

«Este enfoque interseccional de la conservación ayudaría a las especies al involucrar a las personas que históricamente las han cuidado. También puede resaltar cuándo las comunidades necesitan apoyo para continuar con su gestión», dice Reyes-García.