Muchos robots se mueven gracias a cerebros electrónicos complejos. Estos sistemas tardan en reaccionar y hacen que los movimientos se vean torpes, como si fueran… bueno, muy robóticos.
Pero no todos los robots tienen que funcionar así. En Ámsterdam, unos científicos del Instituto FOM de Física Molecular y Atómica (AMOLF) crearon un robot que corre, esquiva obstáculos y hasta nada, usando solo aire. Sin cerebro ni chips.
Serendipia
Todo empezó cuando Alberto Comoretto, uno de los investigadores, dobló un tubo para frenar el aire. El tubo comenzó a vibrar rapidísimo y a hacer un ruido horrible.
Curioso, Comoretto grabó el fenómeno con una cámara rápida. Descubrió que el aire y el tubo formaban un ciclo de movimiento que se repetía por sí solo.
El aire generaba presión dentro del tubo, empujando los dobleces. Eso bajaba la presión, formaba un nuevo doblez, y así seguía el ritmo. ¡Una especie de motor natural!
Lo que más emocionó al equipo fue que este movimiento recordaba al de seres vivos.
Entonces, se lanzaron a construir un robot que imitara ese tipo de movimiento. No fue fácil, porque en vez de caos, querían algo controlado.
Diseñaron un cuerpo impreso en 3D con cuatro tubos que funcionaban como patas. Al bombear aire en cada tubo, lograban controlar la velocidad del robot.
Lo increíble es que no tuvieron que programar la coordinación de las patas. Los movimientos sincronizados surgieron solos gracias a cómo conectaron los tubos al mismo flujo de aire.
Es como los metrónomos que empiezan a moverse al mismo ritmo cuando los pones sobre una tabla que se mueve. El aire en los tubos era esa tabla.
El robot adaptaba su forma de moverse según el terreno. En tierra, corría como una gacela; en agua, nadaba como un perrito feliz.
El problema de la energía
Eso sí, el primer prototipo necesitaba mucha energía. Usaba una manguera para el aire y consumía 85 watts, demasiado para hacerlo portátil.
Para solucionarlo, redujeron las patas de cuatro a dos y rediseñaron los tubos. Así bajaron el consumo a solo 0.06 watts por pata.
Gracias a eso, crearon una versión autónoma con su propia bomba de aire y batería pequeña. Incluso podía seguir la luz usando sensores básicos.
Aún hay problemas. Por ejemplo, no controlan totalmente su comportamiento. Si choca con una pared, gira solo. Si cae al agua, nada hacia atrás. Nadie lo programó así. Simplemente ocurre.
El objetivo es crear robots que reaccionen al entorno usando solo física, sin necesidad de software complicado. Como un corazón artificial que se adapte solo a la presión sanguínea.
Después de todo, cuando tienes un corazón, lo que quieres es que funcione. No que te pida actualizaciones cada semana.