Un reciente estudio ha arrojado luz sobre cómo diferentes patrones de sueño afectan nuestro bienestar a largo plazo. Publicado en la revista Psychosomatic Medicine, este trabajo identificó cuatro categorías únicas de durmientes, proporcionando una nueva perspectiva sobre la importancia del descanso nocturno.
La investigación, dirigida por expertos de la Universidad Estatal de Pensilvania, analizó a 3,683 participantes de un estudio longitudinal en Estados Unidos, recopilando datos entre 2004 y 2006, y nuevamente entre 2013 y 2017. Los sujetos reportaron sus patrones de sueño, niveles de fatiga diurna y condiciones crónicas de salud.
Soomi Lee, científica del sueño en el laboratorio Sleep, Stress, and Health (STEALTH) de la universidad, destacó la dificultad de modificar los hábitos de sueño.
«Estos resultados sugieren que cambiar nuestros hábitos de sueño es muy difícil porque la salud del sueño está integrada en nuestro estilo de vida general,» explicó Lee. «También puede indicar que la gente aún no conoce la importancia de su sueño y sobre los comportamientos saludables relacionados con el sueño.»
Cuatro tipos
Los investigadores clasificaron a los durmientes en 4 tipos: buenos durmientes, durmientes que recuperan el sueño durante el fin de semana, durmientes con insomnio y los que suelen tomar siestas.
Los buenos durmientes disfrutan de una rutina saludable, con horarios y duraciones óptimas. Por otro lado, los durmientes con insomnio enfrentan dificultades para dormir y fatiga diurna.
Sorprendentemente, más de la mitad de los participantes fueron clasificados como durmientes con insomnio o aquellos propensos a tomar siestas, patrones considerados subóptimos.
Los que mantuvieron el patrón de insomnio durante el período de estudio mostraron una mayor propensión a desarrollar condiciones crónicas de salud, como enfermedades cardiovasculares, diabetes y depresión.
Información extra
El estudio también reveló que los adultos mayores y los jubilados tienden a ser los que más siestas hacen, mientras que aquellos con menos educación o inseguridad laboral eran más propensos a sufrir de insomnio. Esto subraya cómo el campo del sueño es multifacético, afectado por una amplia gama de factores.
Para mejorar la salud a largo plazo, el equipo de investigación subraya la necesidad de educar al público sobre los beneficios de un buen descanso y la conexión entre el mal sueño y la salud deteriorada.
«El sueño es una conducta diaria y modificable. Si podemos mejorar el sueño casi todos los días, ¿qué resultados podríamos ver después de varios meses, o incluso varios años?» reflexiona Lee.
Además, Lee sugiere prácticas de higiene del sueño, como evitar el uso de celulares en la cama, hacer ejercicio regularmente y no consumir cafeína en la tarde, como medios para promover un mejor descanso nocturno.
Este estudio ofrece un valioso recordatorio de la importancia del sueño en nuestra salud y bienestar general. Por eso, los expertos recomiendan priorizar y mejorar nuestros patrones de sueño.