Estudio alerta sobre los efectos del consumo de grasas saturadas en la ansiedad

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Estudio alerta sobre los efectos del consumo de grasas saturadas en la ansiedad

Una dieta alta en grasas saturadas podría estar teniendo efectos también la salud mental. / Robotitus/Playground

Un nuevo estudio publicado en la revista Biological Research revela que, aunque el comer en exceso alimentos grasos puede inicialmente calmar una mente preocupada, ciertos tipos de grasas pueden aumentar la ansiedad a largo plazo. 

La investigación, llevada a cabo con ratas de laboratorio, destaca que una dieta alta en grasas saturadas, principalmente provenientes de productos animales, altera el microbioma intestinal y cambia el comportamiento de estos animales. 

La importancia de la dieta 

El estudio, liderado por Christopher Lowry, profesor de fisiología integrativa en la Universidad de Colorado Boulder, mostró que las ratas sometidas a una dieta rica en grasas saturadas no solo ganaron peso, sino que también mostraron una mayor expresión de genes relacionados con la actividad de neurotransmisores, particularmente la serotonina, un químico cerebral conocido por influir en la ansiedad

Lowry subraya la importancia de considerar no solo los riesgos bien conocidos de las grasas saturadas, como la obesidad o las enfermedades cardíacas, sino también sus posibles efectos sobre la salud mental

«Todos saben que estos no son alimentos saludables, pero tendemos a pensar en ellos únicamente en términos de un pequeño aumento de peso», dice Lowry. «Si entendemos que también impactan el cerebro de manera que pueden promover la ansiedad, las implicaciones son aún mayores».

La ansiedad es un sentimiento complejo y variable influenciado por muchos factores, y las influencias dietéticas aún no se comprenden completamente. Sin embargo, investigaciones previas han mostrado un vínculo similar entre dietas altas en grasas y ansiedad en ratas, y existen indicios de una asociación similar en humanos. 

El estudio 

En el estudio, Lowry y su equipo utilizaron ratas adolescentes, dividiéndolas en dos grupos y alimentándolas con dietas diferentes durante 9 semanas. Un grupo recibió una dieta estándar de laboratorio con aproximadamente 11% de grasa, mientras que el otro grupo recibió una dieta con alrededor del 45% de grasa, principalmente grasas saturadas de productos animales.

Los investigadores monitorearon el microbioma intestinal de las ratas usando muestras fecales y, después de nueve semanas, realizaron pruebas de comportamiento. Las ratas con la dieta alta en grasas no solo ganaron peso, sino que también mostraron una menor diversidad de bacterias intestinales y un aumento en la proporción de bacterias Firmicutes en comparación con Bacteroidetes, un ratio asociado en humanos con la obesidad y una dieta industrializada.

Además, las ratas en la dieta alta en grasas mostraron una mayor expresión de tres genes: tph2, htr1a y slc6a4, involucrados en la producción y señalización de serotonina. 

La expresión aumentada de estos genes fue especialmente pronunciada en el núcleo dorsal del rafe, una región del tronco cerebral asociada con el estrés y la ansiedad, donde se produce la mayor parte de la serotonina cerebral. 

Grasas saludables 

Lowry concluye que es extraordinario que solo una dieta alta en grasas pueda alterar la expresión de estos genes en el cerebro, sugiriendo un estado molecular de alta ansiedad en las ratas. 

Aunque no todas las grasas son iguales, y algunas como el aceite de pescado y el de oliva tienen efectos antiinflamatorios y beneficiosos para el cerebro, las grasas saturadas animales parecen promover la ansiedad tanto a corto como a largo plazo, especialmente en edades tempranas… al menos en ratas.  

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