Los restos de pequeños organismos marinos que vivieron hace millones de años podrían desencadenar un fuerte terremoto en las costas de Nueva Zelanda. Los cristales de carbonato de calcio que dan forma a sus estructuras permanecen en el tiempo depositados en el fondo marino. Si estos se disuelven o no es determinante para el movimiento de las placas, según un nuevo análisis de la falla Hikurangi.
Calcita
La zona de subducción de Hikurangi es la falla más grande en las cercanías de Nueva Zelanda, capaz de crear terremotos que retumban en magnitudes 8 y superiores. Los investigadores que estudian la región han descubierto que los depósitos de calcita (mineral formado por el carbonato de calcio) son capaces de controlar el nivel de movimiento y fricción entre la placa del Pacífico y la placa de Australia.
La calcita de organismos unicelulares, como los foraminíferos, puede disolverse, permitiendo que las placas se deslicen entre sí fácilmente. Si eso no ocurre, se impide el movimiento de la placa, bloqueando la energía que luego se liberará en un estallido repentino.
«La calcita se disuelve más fácilmente a bajas temperaturas, como la temperatura ambiente. Pero se vuelve más difícil de disolver a medida que aumenta la temperatura, por ejemplo, a mayor profundidad en la Tierra», explica Carolyn Boulton, geóloga de Te Herenga Waka, la Universidad Victoria de Wellington en Nueva Zelanda.
En las profundidades de la zona de subducción, la temperatura aumenta gradualmente con la profundidad, calentándose alrededor de 10º C por cada kilómetro. Las capas de calcita que no se disuelven muy por debajo de la superficie podrían tendrían un efecto significativo en los movimientos de la falla.
Dificultades
Esta falla es muy difícil de alcanzar y requiere un costoso equipo de perforación para acceder. Es así que los investigadores han estado utilizando las capas expuestas de piedra caliza, lutita y limolita en una costa local, al sureste de Martinborough, en la Isla Norte, como un proxy.
En las rocas de la falla se encuentran los depósitos de calcita ; y «la cantidad y el comportamiento de la calcita de estos organismos es una gran pieza del rompecabezas de cuán grande podría ser el próximo terremoto«, dice Boulton.
Según los autores, existe un 26% de posibilidades de que se produzca un gran terremoto en los próximos 50 años a lo largo de esta falla, el cual podría generar un gran tsunami. Hay todo tipo de factores en juego, pero el estudio muestra cómo los movimientos de las placas pueden ser lentos y leves, o rápidos y grandes.
Los geólogos saben poco sobre la zona de subducción de Hikurangi, en comparación con otras fallas cercanas a la isla, principalmente porque no es posible examinarla de cerca. El registro de terremotos anteriores no es completo y el conocimiento de su condición es limitado. Por ello es sumamente difícil estimar las probabilidades del próximo terremoto. Cuanto más se sepa sobre la acumulación de calcitas bajo el agua, tendrán más opciones de averiguarlo.
«Solo piense, estos pequeños organismos muertos hace mucho tiempo pueden afectar la forma en que dos enormes placas tectónicas interactúan mecánicamente», comenta Boulton.