Si de por sí la vida sexual de los humanos es lo bastante complicada, no te imaginas lo que deben hacer las jirafas para encontrar a su pareja ideal.

Las jirafas macho necesitan analizar la orina de una hembra para determinar si están receptivas a reproducirse. Tal es el caso de otros animales con pezuña. Pero la altura termina siendo un problema, si tu objetivo es alcanzar el piso para olfatear los charcos de orina. Por ello los machos deben convencer a las hembras para que orinen y así puedan tomar una muestra del líquido antes de que llegue al suelo.

«Prefieren no correr el riesgo de tocar el suelo debido al desarrollo extremo de su cabeza y cuello. Tienen que empujar a la hembra, diciendo efectivamente ‘por favor, orine ahora’. Y a menudo lo hará. El macho tiene que obtener su cooperación. Si no, sabrá que no hay futuro para él con ella«, explican Lynette y Benjamin Hart, científicos veterinarios que han pasado tiempo observando el comportamiento sexual de las jirafas y cuyas anotaciones han sido publicadas en Animals.

Respuesta de Flehmen

La pareja de científicos realizó su investigación sobre estos animales altamente sociales reunidos en los pozos de agua de Namutoni, en el Parque Nacional Etosha en Namibia. Ahí vieron a los machos «analizar» a una hembra 102 veces.

Cada una de esas veces debieron acercarse y convencerla para que se deje examinar. Lo que hace el macho imponente es acariciar o golpear la grupa de la hembra, que es un poco más pequeña. En otros casos, simplemente puede quedarse esperando cerca. Algunas hembras en celo esperarán hasta que un macho esté cerca para orinar.

Una vez que la jirafa macho sorbe un poco de orina, levanta la cabeza haciendo una movimiento conocido como respuesta de Flehmen. Esto hace que la orina pase a través de una abertura especializada en el techo de la boca hacia el órgano vomeronasal, el cual evalúa las feromonas para determinar si la hembra es receptiva a sus avances.

Los órganos vomeronasales de otros ungulados tienen conexiones pronunciadas a través de la nariz y la boca. Sin embargo, las jirafas tienen una conexión nasal limitada. De ahí que la conexión esté en la parte superior de su boca.

Otras observaciones

Los Hart también escucharon gruñidos de advertencia de jirafas. Esto llamó mucho su atención pues se pensaba que las jirafas eran silenciosas. No obstante, cada vez existe más evidencia de que tosen, silban, gruñen e incluso tararean misteriosamente entre sí por la noche.

Además, observaron una fila constante de animales acercándose para examinar a uno de sus propios muertos. Se podría pensar que se trata de un ritual de luto, pero en realidad estarían buscando huesos para masticar. La osteofagia ya se ha visto antes, algunos herbívoros lo usan para aumentar su ingesta de calcio; en el caso de las jirafas aún no se ha comprobado.

«A la gente le encanta ver jirafas», señala Benjamin Hart. «Creo que cuanto más entienda el público sobre ellas, más interesados estarán en su conservación«, concluyeron.