El síndrome del impostor es un trastorno en el cual una persona duda de si misma, de su inteligencia y capacidad; le hace creer que no merece los logros que ha conseguido. Este fenómeno psicológico puede ser muy agotador y debilitante, y parece ser que no nos ayuda en lo absoluto.
Sin embargo, una nueva investigación sugiere que tendría un lado positivo. Según el artículo publicado en Academy of Management, los hombres y mujeres con esta condición tienen más probabilidades de ser buenos compañeros con fuertes habilidades sociales en su lugar de trabajo.
«Las personas que tienen pensamientos de impostor se orientan más hacia sus compañeros de trabajo como resultado de tener dichos pensamientos», comenta Basima Tewfik, psicóloga conductual del MIT. A medida que esto ocurre, «se los califica como más efectivos interpersonalmente«.
El trabajo analiza a 3606 empleados participantes en cuatro estudios diferentes, los cuales concluyen que el sentimiento de insuficiencia hace que las personas se esfuercen más con sus colegas y clientes.
Esta ventaja en términos de habilidades interpersonales no se produce a expensas de la productividad en la oficina. En un grupo de empleados de una empresa de inversión, aquellos con pensamientos más impostores fueron calificados como más efectivos en las interacciones con colegas, sin un impacto negativo en la tasa de trabajo.
Otra parte de la investigación consistió en entrevistar a los alumnos de un programa de formación de médicos. Los que manifestaron tener pensamientos similares al síndrome del impostor con más frecuencia eran quienes tendían a tener mejores relaciones con sus pacientes, los cuales los calificaron como «más empáticos, mejores para escuchar y mejores para obtener información de los pacientes».
El miedo a ser descubierto
Este aspecto positivo previamente desconocido del síndrome del impostor no resta importancia al impacto negativo que tiene el trastorno en la vida de los que la padecen y en su salud mental.
Tewfik también enfatizó cómo la condición puede minar la autoestima de las personas. Por ello, aunque la productividad sea beneficiosa para la empresa, la especialista alerta que los sentimientos de fraude no deben ser alentados. «Si estás trabajando en un lugar donde no tienes interacción interpersonal, sería bastante malo si tienes pensamientos impostores«.
La psicóloga no busca que la gente sólo se quede con la idea de que los trabajadores con pensamientos impostores son más efectivos interpersonalmente, sin que lo consideren un problema.
Si alguna vez sientes que eres un fraude y esta condición afecta tu día a día, tranquilo, pasará. El estudio señala que los pensamientos del síndrome del impostor no son necesariamente permanentes.
A medida que las personas se establecen más en su trabajo, en algunos casos pueden preocuparse cada vez menos por ser «descubiertas».