Unos científicos han encontrado evidencia para indicar que un exoplaneta distante pudo haber reconstruido su propia atmósfera luego de perderla, gracias a la actividad volcánica. El hallazgo plantea la existencia de más planetas similares con este tipo de atmósferas.
«Es muy emocionante porque creemos que la atmósfera vista ahora fue regenerada, de forma que podría ser una atmósfera secundaria», dijo la astrónoma Raissa Estrela del Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) de la NASA en Pasadena, California.
Según la NASA, el estudio, cuyo primer autor es Mark Swain de JPL, será publicado pronto en The Astronomical Journal. Por el momento se encuentra disponible en la plataforma de preimpresiones arXiv.
Un exoplaneta distante
GJ 1132b fue descubierto en 2015 y desde entonces ha representado un desafío para los astrónomos. Es un planeta rocoso de 1,66 veces la masa y 1,16 veces el tamaño de la Tierra. Está ubicada a 41 años luz de distancia. Se creía que al estudiarla nos ayudaría a comprender mejor los planetas rocosos en nuestro sistema solar, pero solo hay algunas diferencias.
El exoplaneta se toma 1,6 días para darle una vuelta completa a su estrella anfitriona: GJ 1132. Si bien esta es una pequeña enana roja, mucho más fría que el Sol, su temperatura es de 257 grados Celsius aproximadamente. Suficiente para golpear a GJ 1132b con 19 veces la radiación estelar incidente que la Tierra recibe del Sol.
En cuanto a su formación, se supone que GJ 1132b comenzó como un mundo gaseoso (“subneptuno”), con una capa gruesa de hidrógeno en su atmósfera. Debido a la cercanía a su estrella, habría perdido rápidamente su atmósfera, quedando reducido a un núcleo desnudo de tamaño similar a la Tierra.
Una segunda atmósfera
Anteriores observaciones habían concluido que GJ 1132b tenía una atmósfera rica en hidrógeno, consistente con el escenario que lo suponía un subneptuno. Sin embargo, ahora, una mirada más detallada del exoplenta por parte del Telescopio Espacial Hubble revela algo diferente.
El equipo encontró hidrógeno molecular, cianuro de hidrógeno, metano y también una neblina de aerosol en su atmósfera. El modelado sugiere que la neblina de aerosol se basa en hidrocarburos producidos fotoquímicamente, similar al smog en la Tierra.
Los científicos interpretan el hidrógeno atmosférico actual en GJ 1132 b como hidrógeno de la atmósfera original que fue absorbido por el manto de magma fundido del planeta y ahora se libera lentamente a través de procesos volcánicos para formar una nueva atmósfera. Se presume que la atmósfera vista se repone continuamente para equilibrar el hidrógeno que se escapa al espacio.
Según Estrela, la atmósfera observada sería una secundaria. «Primero pensamos que estos planetas altamente irradiados podrían ser bastante aburridos pues creíamos que habían perdido sus atmósferas. Pero analizamos las observaciones existentes de este planeta con el Hubble y dijimos: ‘Oh, no, hay una atmósfera allí’«.
Preguntas adicionales
El hallazgo asimismo plantea la posibilidad de que comenzar la vida como un subneptuno es un igualmente camino para crear planetas rocosos como la Tierra. Esto despierta algunas preguntas relevantes.
«¿Cuántos planetas terrestres no comienzan como terrestres? Algunos pueden comenzar como subneptunos y se convierten en terrestres a través de un mecanismo que fotoevapora la atmósfera primordial. Dicho proceso funciona al principio de la vida de un planeta, cuando la estrella está más caliente, «, mencionó Swain.
«Entonces la estrella se enfría y el planeta simplemente se queda ahí. Así que tienes este mecanismo en el cual puedes cocinar la atmósfera en los primeros 100 millones de años, y luego las cosas se calman. Y si puedes regenerar la atmósfera, tal vez puedas conservarla”.
Aunque las observaciones son reveladoras, todavía es posible seguir obteniendo información relevante. En ese sentido, el próximo telescopio espacial James Webb de la NASA tendrá la capacidad de observar al planeta, darnos nuevas preguntas y respuestas.