El rubor puede ser una verdadera molestia pues suele delatar nuestro estado de ánimo. Sin embargo, un nuevo estudio sugiere que el detonante clave del rubor está más relacionado con un agudo sentido de la auto-consciencia, al sentirnos observados o expuestos, en lugar de una evaluación cognitiva de lo que los demás piensan de nosotros.
El estudio, publicado en Proceedings of the Royal Society B: Biological Sciences, involucra a 40 adolescentes y veinteañeros que fueron observados en una una máquina de resonancia magnética (MRI) mientras veían grabaciones de ellos mismos cantando karaoke.
A pesar de tener más evidencia sobre la relación entre el rubor y la auto-consciencia, esto no significa que podamos evitar que ocurra.
Peculiar expresión humana
Charles Darwin describió el rubor en 1872 como «la más peculiar y humana de todas las expresiones». El enrojecimiento en nuestra piel intensifica cuando alguien nos lo hace notar en voz alta. Este surge cuando un flujo de sangre hacia la cara que enrojece las mejillas, y a veces también las orejas, el cuello, la parte superior del pecho y la frente.
Sin embargo, el por qué alguien se ruboriza ha sido un enigma durante años. ¿Es vergüenza o incomodidad por un error torpe, un cumplido merecido, o una sensación de estar expuesto?
En el año 2004 se descubrió que la rojez podría ser más intensa en un lado de la cara si alguien nos observa de perfil mientras cantamos. Pero estas investigaciones eran tan pequeñas que no permitían sacar conclusiones precisas. El psicólogo Ray Crozier, en 2010, se preguntó por qué la vergüenza en ciertas situaciones sociales debería ir acompañada de un mayor flujo sanguíneo en la región facial.
Una nueva perspectiva
En el nuevo estudio, Milica Nikolic, investigadora de psicología en la Universidad de Ámsterdam, y sus colegas intentaron desentrañar estas preguntas. Para ello, tomaron a un grupo de jóvenes cantantes de karaoke y los hicieron ver imágenes de sí mismos u otras personas cantando, mientras su cerebro era escaneado.
Sorprendentemente, pocos estudios han mapeado patrones de actividad cerebral en personas hechas sentir avergonzadas o autoconscientes. Nikolic y sus colegas encontraron que las mejillas de las voluntarias se calentaban más al verse a sí mismas cantar en comparación con ver a otros.
Los escáneres de fMRI revelaron que el rubor activaba áreas cerebrales involucradas en la excitación emocional y la atención, mientras que las regiones relacionadas con la mentalización estaban «notablemente ausentes».
Los investigadores concluyen que procesos socio-cognitivos de orden superior pueden no ser necesarios para que ocurra el rubor y advierten que estos resultados deben interpretarse con cautela, ya que los patrones de actividad cerebral asociados con procesos mentales complejos no son completamente distintos. Además, queda por ver si estos resultados pueden replicarse en un grupo más amplio y diverso de personas, no solo en estudiantes universitarios.