No se necesita una erupción gigantesca para desencadenar una catástrofe global. Según un nuevo estudio, los eventos volcánicos de menor escala aún pueden desencadenar el caos suficiente para poner en peligro el mundo moderno. Los hallazgos fueron publicados en Nature Communications.
Incluso una erupción menor en una de las áreas identificadas podría causar cenizas o generar temblores lo suficientemente grandes como para “interrumpir las redes que son fundamentales en las cadenas de suministro y los sistemas financieros globales”, dice Lara Mani, investigadora de riesgos globales de la Universidad de Cambridge.
«Por el momento, los cálculos están demasiado sesgados hacia explosiones gigantes o escenarios de pesadilla”, explica. Sin embargo, los riesgos más probables provienen de eventos moderados que inhabilitan las principales comunicaciones internacionales, redes comerciales o centros de transporte.
Asimetría VEI-GCR
Un ejemplo de cómo una erupción “pequeña” es capaz de causar estragos es la del Eyjafjallajökull de Islandia en 2010. En contexto, esa explosión fue de magnitud 4 cuando la erupción del Monte Pinatubo en Filipinas en 1991 de magnitud 6 fue aproximadamente 100 veces más poderosa
Sin embargo, Eyjafjallajökull resultó ser la erupción volcánica más costosa de la historia, con una factura de daños de US $ 5 mil millones para la economía global. Las pérdidas de la erupción del Monte Pinatubo, por otro lado, fueron solo una fracción (US $ 740 millones en 2021, ajustado por inflación).
Mani y su equipo llaman a este desequilibrio la “asimetría VEI-GCR”. Un nuevo tipo de paradigma donde el peligro de los volcanes (riesgo catastrófico global, GCR) no aumenta en línea con el poder de los volcanes (índice de explosividad volcánica, VEI).
Históricamente, las evaluaciones del riesgo volcánico han sugerido que cuanto más poderosas son las erupciones de un volcán, mayor es el peligro que presenta en términos de riesgo catastrófico global. A esto se le llama “simetría VEI-GCR”.
Regiones bajo riesgo
Pero este podría ya no ser el caso. Gran parte de la infraestructura crítica del mundo actual (rutas de transporte marítimo y aéreo internacional o cables de telecomunicaciones submarinos) no está especialmente cerca de las regiones volcánicas que producen las erupciones más fuertes (con un VEI de 7 u 8).
Muchas de estas infraestructuras y redes críticas convergen en regiones expuestas a erupciones volcánicas de escala moderada (VEI 3-6). “Dichas regiones de intersección presentan localidades donde hemos priorizado la eficiencia sobre la resiliencia y fabricamos un nuevo panorama global de riesgo catastrófico”, añaden.
Entre ellas tenemos a Taiwán, que produce una gran cantidad de microchips y se encuentra muy cerca del Grupo Volcánico Tatun. También el noroeste del Pacífico de EE.UU. donde una erupción moderada tiene el potencial de suspender el comercio.
Mientras tanto, los volcanes en Islandia pueden disrumpir el Atlántico Norte, interrumpiendo el tráfico aéreo y causando serios retrasos en las redes comerciales y de transporte. Otros puntos críticos internacionales, ubicados en el Mediterráneo y alrededor de Malasia, amenazan algunas de las rutas marítimas más transitadas del mundo.
Finalmente, el Estrecho de Luzón. Esta es una ruta clave para los cables de telecomunicaciones submarinos que conectan a China, Hong Kong, Taiwán, Japón y Corea del Sur. La infraestructura se vería dañada por deslizamientos de tierra submarinos y tsunamis. Algo así tendría un impacto en las capacidades de comunicación y los mercados financieros globales.