Los perros son capaces de detectar las mentiras, afirma nueva investigación

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Los perros son capaces de detectar las mentiras, afirma nueva investigación

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Los perros son capaces de detectar sustancias ilegales, el Covid-19 y… las mentiras. Un nuevo estudio publicado en Proceedings of the Royal Society B revela que los perros pueden saber cuando una persona les está mintiendo.

La fuerza de la sociedad

Con un sorprendente ejemplo de desarrollo de capacidades cognitivas complejas, los perros han demostrado que la percepción de las creencias de los demás no evolucionaron de manera única en el linaje de los primates. Así lo explica un grupo de investigadores de la Universidad de Viena que realizó una serie de experimentos con más de doscientos perros para aprender sobre su capacidad de detectar el engaño.

La evolución es impulsada por distintas fuerzas, de las cuales una muy fuerte es la vida social compleja. Las relaciones sociales son combustible para el desarrollo de habilidades cognitivas superiores, tanto en humanos como en animales no humanos. En este estudio se ha evaluado la capacidad de reconocer que otros pueden tener estados mentales diferentes al de uno. Entender estos estados confiere una ventaja bastante considerable a las especies que participan en entornos sociales complejos. Asimismo, la comprensión es el eje central de la comunicación, cooperación y, en nuestro caso, la cultura humana.

Los especialistas estudian estas habilidades mediante la atribución de una falsa creencia (FB), considerada durante muchas décadas como una capacidad exclusivamente humana, como un sello que nos distinguía de otros animales. Por ejemplo, los humanos somos capaces de evaluar la veracidad de las personas, basándonos en diversas pistas y lecturas corporales.

Las falsas creencias

Lucrezia Lonardo y su equipo se preguntaron si los perros eran capaces de hacer lo mismo. Para averiguarlo, realizaron experimentos sencillos con 260 perros de distintas razas.

A todos los perros se les enseñó a seguir el consejo de un ser humano desconocido para elegir entre dos tazones. Uno de estos contenía una deliciosa golosina oculta. Siguiendo el consejo, lo perros recibieron el premio. Luego, los investigadores mezclaron las cosas.

Permitieron que los perros observaran cómo otra persona movía la golosina de un tazón a otro mientras un segundo sujeto observaba; en otros casos, este último estuvo ausente durante el cambio. Más adelante se realizaron los mismos experimentos con los perros y la segunda persona (presente o ausente durante el cambio) para ver si los perros continuarían siguiendo el consejo.

Perros y niños

De acuerdo a los resultados del equipo, los perros ignoraban el consejo si la persona no había estado presente cuando se cambiaban los tazones. Ellos sabían que dicho humano no tenía idea de cual tazón tenía la golosina. Este sujeto es el agente portador de la FB. Además, la mitad de los perros ignoraron el consejo de los humanos cuando supieron por observación que la persona apuntaba al plato equivocado. Esta evidencia indicaría que los perros sabían que les estaban mintiendo deliberadamente.

Cabe mencionar que este experimento se basa en uno que impulsó la investigación comparativa de «la teoría de la mente» en 1983, el cual pasó a llamarse el Test Sally-Anne. Se lleva a cabo con niños en un escenario en el que la persona (Maxi) coloca un trozo de chocolate en un armario y luego se retira de la habitación.

Este experimento con perros no es el primero ni será el último en el campo de la investigación comparativa para estudiar el desarrollo y la evolución de las habilidades cognitivas; sin embargo, es uno de los más interesantes, pues revela claves importantes sobre la relación entre humanos y perros desde su domesticación.