Imagina que el mar «sabe» hacia donde ir, «conoce» sus corrientes y sus colores, pero se ve constantemente afectado por los cambios climáticos y cada vez se vuelve más impredecible y errático. Tanto que, en cierto punto, ya no tiene corrientes determinadas, temperaturas usuales o colores comunes. En otras palabras, la persistencia de los océanos se ha visto alterada, y no solo en materia de temperatura.
Pérdida de memoria
Para llegar a tal conclusión, investigadores estudiaron las temperaturas de la superficie del mar (TSM) en la capa superior poco profunda del océano, llamada capa mixta del océano superior (MLD). Esta capa, a pesar de ser muy poco profunda (50 metros) exhibe mucha persistencia temporal en términos de inercia térmica, especialmente en comparación con las variaciones observadas en la atmósfera.
Con los resultados del análisis, los autores señalan haber demostrado «que la memoria del océano, medida por la persistencia año tras año de las anomalías de la temperatura de la superficie del mar, disminuirá continuamente en las próximas décadas en gran parte del mundo«.
Los modelos sugieren que este efecto de «memoria» de la inercia térmica en la parte superior del océano disminuirá globalmente durante el resto del siglo. «Descubrimos este fenómeno al examinar la similitud en la temperatura de la superficie del océano de un año al siguiente como una métrica simple para la memoria del océano», explica Hui Shi, del Instituto Farallon en Petaluma, California.
La capa superior del océano se reducirá debido a la formación de bancos en la MLD que inducen mayores mezclas de de agua ahí. Por ello se espera que se reduzca la capacidad del océano para la inercia térmica, haciendo que la parte superior del océano sea más susceptible a cambios aleatorios de temperatura.
Aunque no se puede decir con certeza, es probable que estos cambios generen desequilibrios en los sistemas biológicos marinos, causando impactos en las poblaciones.
Riesgos futuros
Esta «pérdida de memoria» también dificultaría significativamente los pronósticos de la próxima dinámica oceánica. En consecuencia, se reducirían los tiempos de anticipación confiables para todo tipo de predicciones relacionadas con las TSM, ocasionando que se dificulte pronosticar correctamente monzones, olas de calor marinas y períodos de clima extremo, etc.
Los fenómenos naturales que ya causan severos daños a la población, serían más fatídicos pues un buen pronóstico necesita contar con mediciones certeras de la temperatura del océano, precisos niveles de precipitación y anomalías atmosféricas, las cuales serán más extremas y erráticas en el futuro.
«La formación de bancos de MLD inducidos por el calentamiento futuro también alteraría las estadísticas de temperaturas extremas. Esto combinado con el tiempo de espera reducido para las predicciones, planteará desafíos en la gestión de los ecosistemas y la prevención frente a los peligros marinos».