Según la historia occidental, fue en los años 1820 que se realizaron las primeras expediciones a la Antártida continental. Sin embargo, los pueblos indígenas de la parte continental de Nueva Zelanda, los maoríes, llegaron al gélido continente mucho antes. La fascinante investigación se encuentra en el Journal of the Royal Society of New Zealand.
El equipo, dirigido por la bióloga conservacionista Priscilla Wehi del Manaaki Whenua Landcare Research, analizó las historias orales. Además, estudió la “literatura gris”, es decir, investigaciones, informes, documentos técnicos y otro material publicado por organizaciones fuera de los canales de publicación académicos o comerciales comunes.
“Descubrimos que la conexión con la Antártida y sus aguas han ocurrido desde los primeros viajes tradicionales, y luego a través de la participación en viajes y exploraciones lideradas por Europa, investigación científica contemporánea, pesca y más durante siglos” dijo Wehi.
Hui Te Rangiora
Los autores destacan por primera vez un viaje al sur de principios del siglo VII realizado por un jefe polinesio, Hui Te Rangiora, y su tripulación. Esto probablemente los habría convertido en los primeros humanos que vieron las aguas antárticas, más de mil años antes que los occidentales e incluso mucho antes de la migración de los colonos polinesios a Nueva Zelanda.
“En algunas narraciones, Hui Te Rangiora y su tripulación continuaron hacia el sur. Un largo camino hacia el sur. Al hacerlo, probablemente fueron los primeros humanos en poner los ojos en las aguas antárticas y quizás en el continente», escribieron en su artículo.
El viaje y el regreso de Hui Te Rangiora son parte de la historia del pueblo Ngāti Rārua. No obstante, literatura académica todavía tiene un largo camino por recorrer para ponerse al día con esta riqueza de conocimiento.
“Las narrativas de los grupos subrepresentados y su conexión con la Antártida siguen estando mal documentadas y reconocidas en la literatura de investigación. Este documento comienza a llenar este vacío”, señalaron.
Más viajes
En todo caso, el viaje de Hui Te Rangiora definitivamente no fue la última vez que los maoríes y sus antepasados viajaron a la Antártida. Te Atu, un hombre Ngāpuhi, es considerado el primer maorí y el primer neozelandés en ver la costa de la Antártida en 1840 como parte de la Expedición Exploradora de EE.UU.
Los maoríes también formaron parte de la “Era heroica de la exploración antártica” a finales del siglo XIX y principios del XX, ayudando a los exploradores europeos con la medicina, la construcción y la experiencia científica en sus viajes al continente más austral de la Tierra.
“La participación de los maoríes en los viajes y expediciones antárticas continúa hasta el día de hoy, pero rara vez se reconoce o destaca. Para los maoríes en estos viajes, las habilidades marinas eran la moneda fundamental”, enfatizaron los autores.
Varios maoríes han estado participado, incluso recientemente, en los programas de ciencia antártica de Nueva Zelanda. Por ejemplo, algunos realizan análisis sobre los efectos del cambio climático o la ecología de la población de pingüinos.
El presente estudio asimismo es un reconocimiento al trabajo de los grupos subrepresentados que al igual que los occidentales, fueron amantes de la exploración y el conocimiento.