La depresión puede generar cambios profundos no solo en el estado de ánimo de las personas sino también a nivel fisiológico. Ahora una investigación en personas ya fallecidas ha encontrado más evidencia acerca de estos cambios en las mismas neuronas. Los detalles fueron publicados en Frontiers in Psychiatry.
Los investigadores del Instituto Universitario de Salud Mental Douglas y la Universidad McGill en Canadá analizaron tejidos cerebrales extraídos de personas que murieron por suicidio. El equipo vinculó por primera vez la depresión crónica con una marcada caída en el número de tipos específicos de células nerviosas de apoyo.
El hallazgo no muestra una causa para el declive, ni describe necesariamente cómo un mayor número de células podría proteger la salud mental. Pero establece una nueva área de investigación que algún día podría conducir a un temprano diagnóstico y tratamiento para la depresión.
Neuronas de soporte
Para el estudio, los investigadores estudiaron tejido cerebral tomado de 10 hombres diagnosticados con depresión que fallecieron por suicidio. Estos se compararon con 10 muestras de tejido tomadas de diferentes regiones del cerebro en hombres que murieron repentinamente sin un diagnóstico de salud mental.
Los científicos prestaron particular interés al número de células neuronales llamadas astrocitos, un tipo de células de apoyo. Investigaciones anteriores sobre las posibles diferencias de la anatomía del cerebro entre personas con depresión crónica y quienes no la padecen, han insinuado un papel para esta red celular, particularmente en áreas como la corteza prefrontal y la amígdala.
Estos tejidos auxiliares desempeñan un papel importante en el transporte de nutrientes, manteniendo en equilibrio las moléculas cargadas y curando el trauma del cerebro y la médula espinal.
La depresión se caracteriza por una amplia variedad de síntomas y comportamientos negativos, que en ocasiones pueden llegar a ser fatales. Exactamente cómo es que estos rasgos podrían surgir de cambios en las células de apoyo hacia nuestras vías neuronales es la gran pregunta a ser respondida.
Proteína GFAP
Curiosamente, ha salido a la luz en los últimos años que los astrocitos podrían ser más prácticos con el lado de las comunicaciones de los nervios activados. Esto los convierte no solo en redes de apoyo, sino en posibles “policías de tránsito” con una responsabilidad mucho más dinámica.
Descubrir la forma en estas diversas funciones de los astrocitos pueden estar relacionadas con los síntomas de la depresión requiere de investigar sus estructuras y bioquímica. Algo sumamente difícil de hacer en un cerebro vivo.
Los investigadores han hecho algunos avances en el pasado. Encontraron que una proteína común a varias células en mamíferos, llamada proteína ácida fibrilar glial (o GFAP), no se expresa en cantidades tan altas por los astrocitos en cerebros diagnosticados con depresión.
Es útil saberlo, pero los astrocitos que producen GFAP representan una minoría de la población general. Por eso, los científicos están buscando formas de identificar y comparar otras características de ellos.
Buscando rastros
La vimentina es otro tipo de proteína expresada por células humanas, comúnmente utilizada para dar estructura a ciertas células. También se la ha relacionado con esta patología cerebral en el pasado, por lo que es un objetivo valioso para estudiar en el contexto de la salud mental.
El equipo analizó los astrocitos en el cerebro mediante la tinción de proteínas específicas que se encuentran en su estructura: vimentina y GFAP. El novedoso método proporciona una vista clara, completa y sin precedentes de toda la estructura microscópica de estas células.
Las comparaciones entre diferentes tipos de astrocitos fueron reveladoras. Al igual que las células GFAP, los astrocitos que expresan vimentina fueron significativamente menores entre las muestras de tejido cerebral tomadas de hombres con depresión. Pero las diferencias entre los dos en la corteza prefrontal fueron dos veces mayores para las células de vimentina.
Estos hallazgos son solo un pequeño paso para entender mejor la depresión crónica. Aún estamos lejos de resolver el acertijo de esta terrible enfermedad, pero aquellos que la sufren deben saber que la ciencia está haciendo su mejor esfuerzo.