Un reciente estudio publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS) ofrece una explicación sobre por qué los documentos legales son tan difíciles de entender.
La investigación, realizada por un equipo de científicos de la Universidad de Chicago, el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y la Universidad de Melbourne, concluye que el uso del llamado legalese, o lenguaje jurídico rebuscado, se emplea para transmitir una sensación de conocimiento y autoridad.
“Hechizos mágicos”
El estudio sugiere que este lenguaje especializado ha quedado tan arraigado en nuestra sociedad que incluso las personas que no son abogados tienden a utilizarlo. De manera similar a como los hechizos mágicos se redactan de forma grandilocuente para parecer más importantes, los documentos legales han seguido un patrón de complejidad lingüística que aumenta su percepción de importancia.
Edward Gibson, un científico cognitivo del MIT y uno de los autores del estudio, explica que las personas parecen tener una idea implícita de que las leyes deben sonar de una manera específica, lo que lleva a una redacción más compleja.
Esta complejidad es particularmente evidente en el uso de las llamadas «inserciones centrales», es decir, definiciones largas colocadas en medio de una oración. Investigaciones anteriores ya habían demostrado que estas inserciones contribuyen significativamente a la dificultad para entender los textos legales.
La investigación
Para profundizar en las razones detrás de esta complejidad, el equipo de Gibson realizó experimentos con 286 voluntarios no abogados. A estos se les pidió que redactaran textos describiendo leyes, historias sobre crímenes relacionados con esas leyes y explicaciones de las leyes para personas de otros países.
El estudio encontró que las inserciones centrales eran frecuentes en los escritos sobre leyes, independientemente de si los participantes revisaban sus textos o no. Esto sugiere que no son las correcciones las que complican los documentos legales.
Por otro lado, el lenguaje más sencillo y con menos inserciones centrales aparecía en los escritos que no trataban sobre leyes, lo que refuerza la idea de que esta complejidad es exclusiva de los textos jurídicos. Los investigadores ahora quieren indagar en textos legales antiguos para entender mejor el origen de este estilo de redacción.
Gibson compara este fenómeno con la forma en que los encantamientos mágicos en la cultura inglesa utilizan rimas anticuadas para parecer más solemnes, sugiriendo que las inserciones centrales podrían tener un propósito similar en el lenguaje legal.
Simplificar las leyes
La investigación destaca que, a pesar de las críticas, el lenguaje legal no ha evolucionado mucho desde el siglo XIX, cuando el escritor Charles Dickens ya se quejaba de lo complicado que era entender una demanda. Esto va en contra del impulso natural de los seres humanos por comunicar de manera clara y efectiva.
Sin embargo, los autores señalan que simplificar las leyes no implicaría una pérdida de contenido. Esto abre la puerta a la posibilidad de hacer los documentos legales más accesibles y fáciles de entender. Incluso los abogados encuentran el complicado legalese, lo que refuerza la necesidad de un cambio en la manera de redactar los textos legales.