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Investigadores extraen ADN de un ladrillo de arcilla de casi 3 mil años de antigüedad

ladrillo

Ladrillo neo-asirio analizado por los investigadores. / Arnold Mikkelsen/Jens Lauridsen.

En un descubrimiento sin precedentes, científicos han logrado extraer fragmentos de ADN de un antiguo ladrillo de arcilla. Este hallazgo demuestra que los ladrillos podrían actuar como cápsulas del tiempo, permitiéndonos catalogar la flora presente en su época de fabricación. La investigación ha sido publicada en Scientific Reports.

 

Ladrillos milenarios

Hace aproximadamente 2,900 años, en lo que hoy conocemos como el norte de Irak, se fabricó este ladrillo mezclando lodo del río Tigris con materiales como paja, cascarilla y excremento animal. Sorprendentemente, pequeñas partículas de plantas presentes en estos materiales pueden permanecer intactas y protegidas en el interior del ladrillo durante milenios. Esto ha sido comprobado por un equipo compuesto por miembros de la Universidad de Oxford, el Museo Nacional de Dinamarca y la Universidad de Copenhague.

Para el análisis, aplicaron una técnica analítica que se utiliza en otros materiales porosos, como huesos. De esta forma, secuenciaron el ADN presente en la materia vegetal e identificaron 34 grupos taxonómicos distintos de plantas.

«Estamos muy emocionados al descubrir que el antiguo ADN, efectivamente resguardado de la contaminación dentro de una masa de arcilla, puede ser extraído con éxito de un ladrillo con una antigüedad de 2.900 años», expresó la bióloga Sophie Lund Rasmussen de la Universidad de Oxford.

 

Datos genéticos 

El ladrillo en cuestión fue hallado en el palacio del rey neo-asirio Ashurnasirpal II, en la antigua ciudad de Kalhu. Su datación se facilitó gracias a una inscripción en el propio ladrillo que mencionaba específicamente el palacio.

Entre las familias de plantas con mayor presencia de ADN en el ladrillo se encontraban Brassicaceae (familia del repollo y la mostaza) y Ericaceae (brezo). También se detectó material genético de Betulaceae (abedul), Lauraceae (laureles), Selineae (familia que incluye zanahorias y perejil) y Triticeae (gramíneas cultivadas).

«El ladrillo funciona como una cápsula del tiempo en relación a la biodiversidad y contiene información sobre un lugar específico y sus alrededores», afirmó el asiriólogo Troels Arbøll, perteneciente a la Universidad de Copenhague. «En este caso, ofrece a los investigadores un acceso singular a la antigua civilización asiria».

 

Una tablilla de arcilla con marcas en forma de cuña (escritura cuneiforme). La tableta fue partida horizontal y verticalmente en tres pedazos. / Troels Pank Arbøll.

 

Valor científico

Aunque el equipo se centró en el ADN vegetal debido a su buen estado de conservación, las mismas técnicas podrían emplearse para buscar ADN animal. Los ladrillos de arcilla, presentes en numerosos sitios arqueológicos alrededor del mundo, tienen el potencial de revelar información inédita sobre sus ecosistemas y ambientes.

Un factor crucial para la preservación del contenido orgánico en el ladrillo fue su secado natural en lugar de su cocción. Además, la muestra se extrajo del núcleo del ladrillo, donde el material estaba resguardado de manera efectiva. Estos descubrimientos aportan una perspectiva invaluable sobre las civilizaciones ancestrales y cómo ha evolucionado nuestro mundo a lo largo de los milenios.

Rasmussen subrayó que este proyecto de investigación constituye un ejemplo perfecto de la relevancia de la colaboración interdisciplinaria en la ciencia. La diversidad de expertos involucrados brindó un enfoque integral para examinar este material y obtener los resultados.

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