Una investigación que analizó a 398 niños canadienses de 10 años en promedio, encontró que los niños que tenían un padre del mismo sexo con un trastorno de ansiedad tenían casi tres veces más posibilidades de desarrollar la misma afección.
Retroalimentación bidireccional
De acuerdo con los resultados publicados en JAMA, una madre con trastorno de ansiedad (no el padre) aumentó el riesgo de que su hija padezca la afección. No ocurría lo mismo con los hijos varones en relación con sus padres. Sin embargo, tener un padre sin el trastorno, redujo el riesgo del hijo de desarrollarlo.
En otras palabras, tener un padre del sexo opuesto sin un trastorno de ansiedad no protegía tanto como tener un padre del mismo sexo sin el trastorno.
«Los patrones de transmisión de la ansiedad específicos del sexo pueden señalar diferentes vías en la forma en que los padres transmiten los trastornos de ansiedad a sus hijos», escriben los autores. Esta es la primera vez que se estudia la asociación del sexo de los padres e hijos con la transmisión de trastornos de ansiedad.
A pesar de los resultados obtenidos, el estudio no pudo demostrar una causa y efecto, ya que fue de tipo observacional y retrospectivo. Si hubiera un vínculo causal, sería difícil decir en qué dirección opera. Esto debido al «circuito de retroalimentación bidireccional», explican.
Prevención de la transmisión intergeneracional
Es importante establecer una causalidad, para así poder prevenir la transmisión intergeneracional del trastorno de ansiedad.
Investigaciones anteriores han demostrado que la ansiedad puede ser un comportamiento aprendido que los niños aprenden de sus padres.
«En este estudio transversal de familias, una asociación entre el trastorno de ansiedad de los padres del mismo sexo y los trastornos de ansiedad en la descendencia sugiere un mecanismo ambiental, como el de imitación«.
Es decir, si la genética jugara un papel más importante, los trastornos de ansiedad probablemente ocurrirían en niños de ambos sexos al mismo ritmo. Esto es, independientemente de si la madre o el padre transmitieron la condición de ansiedad.
Un experimento en el que se instruyó aleatoriamente a los padres para que actuaran con ansiedad o con calma mientras un niño se preparaba para una prueba de ortografía, mostró que los niños reflejaban esa actitud y desarrollaban cogniciones ansiosas y comportamientos de evitación.
Esta evidencia se suma a la de otros estudios que han relacionado los trastornos de ansiedad de los padres con una mayor probabilidad de que sus hijos las padezcan.