Un reciente estudio ha corroborado uno de los efectos perniciosos que el consumo de tabaco tiene sobre los adolescentes: una disminución de la materia gris en dos regiones cerebrales clave.
La nicotina, una sustancia altamente adictiva, prevalece como el hábito más común y constituye la principal causa de mortalidad en adultos a nivel mundial. A pesar de los esfuerzos desplegados por diversos países mediante campañas anti-tabaco, las proyecciones apuntan a que las muertes anuales relacionadas con el consumo de tabaco podrían alcanzar la escalofriante cifra de 8 millones para el año 2030.
Dentro de este panorama, la problemática del consumo de cigarrillos entre los adolescentes adquiere un carácter de importancia en salud pública. Sin embargo, aún no se ha logrado comprender plenamente los mecanismos neuronales subyacentes al inicio y la persistencia del hábito tabáquico durante la adolescencia. Específicamente, resulta desafiante comprender las posibles relaciones causales entre las alteraciones en el desarrollo cerebral y el comportamiento de fumar.
Con ese objetivo en mira, un grupo de investigadores analizó imágenes neurológicas que revelan que las personas más propensas a empezar a fumar en la adolescencia tienden a tener una materia gris reducida en dos importantes regiones del cerebro.
El estudio
Este equipo de científicos, liderado por el bioinformático Tianye Jia y el neurocientífico cognitivo Shitong Xiang, comparó imágenes de resonancia magnética cerebral de más de 800 personas, recolectadas aen el Reino Unido, Alemania, Francia e Irlanda. Además de las imágenes, los participantes completaron cuestionarios que exploraban rasgos de personalidad.
La comparación se extendió entre aquellos que iniciaron el hábito de fumar a los 14 años y los no fumadores. Un proceso similar se realizó con aquellos que comenzaron a fumar a los 19 y 23 años, y nuevamente se contrastó con los no fumadores.
Los resultados indicaron que los individuos que comenzaron a fumar desde los 14 años presentaban una disminución de la materia gris en la corteza prefrontal ventromedial izquierda. Esta región cerebral desempeña un papel crucial en la regulación emocional, la toma de decisiones y el autocontrol.
Autocontrol
Los escáneres realizados cinco años después revelaron una reducción similar en la corteza prefrontal ventromedial derecha en el grupo de fumadores en comparación con los no fumadores. Esta área, al igual que su contraparte izquierda, ha sido vinculada con la sensación de placer.
«La corteza prefrontal ventromedial es una región clave para la dopamina, la sustancia química del placer del cerebro», explica la psiquiatra de Cambridge Barbara Sahakian. «Además de desempeñar un papel en las experiencias gratificantes, durante mucho tiempo se ha creído que la dopamina influye en el autocontrol«.
En el marco de la investigación llevada a cabo por Jia y Xiang, se realizaron dos cuestionarios diseñados para aportar claridad a la relación entre la dopamina y el autocontrol.
«Tanto la escala de búsqueda de sensaciones como el cuestionario de búsqueda de novedades exploran la búsqueda de experiencias emocionantes, aunque enfocándose en comportamientos distintos», explica el psicólogo Trevor Robbins. «La primera se centra en experiencias placenteras, mientras que la segunda aborda elementos relacionados con la impulsividad y la transgresión de normas».
Los participantes que evidenciaron una mayor tendencia hacia la búsqueda de sensaciones tenían más probabilidades de experimentar una disminución de materia cerebral en el lado derecho de la corteza prefrontal ventromedial. Por otro lado, centrarse en la búsqueda de novedades se asoció con una menor presencia de materia gris en el lado izquierdo. Estos patrones conducen a una menor inhibición y una mayor disposición a asumir riesgos, comportamientos que, a su vez, aumentan la probabilidad de iniciar el hábito de fumar en adolescentes.
Según Jia, «Los fumadores experimentan una pérdida excesiva de materia gris en los lóbulos frontales derechos, lo que está relacionado con conductas que refuerzan el consumo de sustancias. Esta observación podría proporcionar una explicación causal sobre cómo se origina el hábito de fumar en los jóvenes y cómo este evoluciona hacia la dependencia«.
En la actualidad, Jia y su equipo se encuentran interesados en determinar si sus conclusiones se aplican también al hábito de vapear.
