El canibalismo como práctica funeraria entre nuestros antepasados era más común de lo que pensábamos

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El canibalismo como práctica funeraria entre nuestros antepasados era más común de lo que pensábamos

(The Trustees of the Natural History Museum, London)

Un reciente estudio sobre restos humanos del Paleolítico sugiere que en el norte de Europa, el canibalismo era una práctica cultural común, realizada en una geografía mucho más amplia de lo que se había identificado previamente.

La cultura magdaleniense, que existió en Europa hace unos 15.000 años, adoptó ampliamente la práctica funeraria del canibalismo en lugar de la inhumación, como señala Silvia Bello, paleoantropóloga del Museo de Historia Natural de Londres.

«Interpretamos la evidencia que demuestra la práctica del canibalismo en múltiples ocasiones en el noroeste de Europa durante un corto período de tiempo, ya que formaba parte de un comportamiento funerario común entre los grupos magdalenienses. Esto es interesante en sí mismo, pues es la prueba más antigua de canibalismo como práctica funeraria.»

 

Magdalenienses

El registro arqueológico de la cultura magdaleniense es bastante rico, especialmente en cuanto a su arte y tecnología. Se han descubierto artefactos de piedra y hueso utilizados para embellecer sus vidas, así como huesos conservados durante milenios. Sin embargo, la comprensión de sus prácticas funerarias era limitada, aunque había indicios de diferencias con las prácticas actuales.

En la cueva de Gough en Cheddar George, Inglaterra, se encontraron huesos con evidencia de canibalismo. Aunque este fenómeno también se ha observado en otros conjuntos magdalenienses, cabe señalar que es es poco común en la historia humana. Esto plantea la posibilidad de que la cueva de Gough no sea un caso único.

Bello y su colega William Marsh llevaron a cabo un examen exhaustivo, revisando la literatura publicada en busca de signos de canibalismo en toda Europa, no limitándose a los magdalenienses. Así, observaron que en el Paleolítico Superior coexistieron dos culturas distintas: los magdalenienses que se dispersaron en el noroeste y los epigravetis al sureste.

Los investigadores estudiaron 59 sitios, tanto magdalenienses como epigravetienses, y encontraron evidencia de prácticas funerarias en 25 de ellos. En 10 de esos sitios, los muertos parecen haber sido enterrados y dejados en paz después del entierro.

 

Enterrar a los muertos o comérselos

No obstante, en 13 de los sitios, los huesos humanos mostraban signos de manipulación post mortem: cortes y marcas de dientes asociados con el corte, el consumo y la reutilización de los huesos para confeccionar herramientas y recipientes, incluyendo tazas y cuencos elaborados a partir de cráneos humanos. Por otro lado, los dos sitios restantes presentaban evidencia tanto de entierro como de canibalismo. Lo interesante es que todas las pruebas de canibalismo se encontraron en yacimientos magdalenienses.

«El hecho de que el canibalismo se haya practicado en múltiples ocasiones durante un período de tiempo breve y en una ubicación geográfica relativamente limitada, exclusivamente por individuos asociados a la cultura magdaleniense, sugiere que esta conducta era ampliamente adoptada por los magdalenienses, constituyendo en sí misma un rito funerario«, explicó Marsh.

Los paleontólogos también realizaron análisis genéticos de huesos asociados con estos ritos funerarios. Descubrieron que la cultura que enterraba a sus muertos, los epigravetis, era genéticamente distinta de la cultura que se comía a los suyos, los magdalenienses. Además, la evidencia sugiere que la cultura epigravetiense duró varios miles de años más que la magdaleniense. Y el entierro se convirtió en el medio dominante para tratar a los muertos.

En conjunto, estos descubrimientos sugieren que en lugar de fusionarse en una única cultura con prácticas culturales comunes, los epigravetianos reemplazaron a los magdalenienses.