Este módulo de aterrizaje ‘muerto’ ha revelado un último misterio en un cometa

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Este módulo de aterrizaje ‘muerto’ ha revelado un último misterio en un cometa

67P/Churyumov-Gerasimenko (ESA)

El módulo de aterrizaje (o lander) Philae lleva años muerto sobre la superficie del cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko. Aunque su última transmisión se recibió en julio de 2015, los científicos ahora han identificado qué es lo que sucedió exactamente con este lander al estrellarse y rebotar contra el cometa.

El equipo encontró que Philae, en uno de sus rebotes, hizo una profunda hendidura en la superficie, exponiendo el hielo que se encuentra debajo. Este hielo prístino yace ahí desde hace 4.500 millones de años, cuando el cometa se formó en los inicios del sistema solar.

Los investigadores también encontraron que el hielo aquí es bastante suave y esponjoso. El cometa 67P/CG, que tiene la forma de un patito de goma, es realmente una bola de nieve sucia. Esta información podría ayudarnos a planificar futuras misiones de aterrizaje en otros cometas.

El hallazgo, realizado por científicos que trabajan en la misión Rosetta de la Agencia Espacial Europea (ESA), se publicó en Nature.

La historia de Philae

El aterrizaje de Philae en 67P/CG fue sorprendente. Este módulo de aterrizaje fue lanzado desde la sonda espacial Rosetta el 12 de noviembre de 2014. Su descenso fue fallido ya que el sistema de gas a chorro que debía ser desplegado para evitar el rebote no funcionó. Por si fuera poco, tampoco se desplegaron los arpones de sus patas diseñados para anclarse al cometa.

Esta serie de eventos desafortunados hizo que el lander golpee el cometa y rebotara a una altura aproximadamente de un kilómetro antes de volver a descender. En el segundo contacto, el cometa rebotó nuevamente para finalmente detenerse en el valle de Abydoos, donde permanece hasta hoy.

Los científicos sabían dónde fue el primer contacto: Agilkia, que era el sitio donde se suponía que debía aterrizar. Después de 22 meses, lograron localizar cuál era la ubicación final de Philae. Sin embargo, el lugar del rebote intermedio todavía siguió siendo siendo un misterio. 

«Philae nos había dejado con un misterio final esperando ser resuelto», dijo el astrónomo Laurence O’Rourke de la Agencia Espacial Europea.

«Fue importante encontrar el sitio de aterrizaje porque los sensores en Philae indicaron que se había excavado en la superficie, muy probablemente exponiendo el hielo primitivo escondido debajo, lo que nos daría un acceso invaluable a hielo de miles de millones de años».

Analizando los datos

El equipo utilizó los últimos datos enviados por el instrumento ROMAP conectado a Philae. Este instrumento fue diseñado para monitorear cambios en el campo magnético local del cometa. De esta manera, el equipo reconstruyó cómo se dieron los rebotes del módulo de aterrizaje y determinó la cantidad de tiempo que pasó chocando contra el hielo.

El análisis de los datos reveló que Philae había pasado casi dos minutos completos, lo que no es inusual en este entorno de muy baja gravedad, en el segundo punto de contacto de superficie, haciendo al menos cuatro contactos de superficie diferentes mientras el módulo de aterrizaje ‘surcaba’ el accidentado paisaje.

Una huella particularmente notable se hizo cuando la parte superior de Philae se hundió 25 centímetros en el hielo. Los datos muestran que el modulo de aterrizaje tardó tres segundos en hacer esta hendidura particular.

¿Hielo suave?

El estudio de la secuencia de eventos de Philae, analizando qué tan profundo se hundió, permitió descubrir cuál era la densidad del cometa.

“Nos permitió descubrir que esta antigua mezcla de polvo helado de miles de millones de años es extraordinariamente suave, más esponjosa que la espuma de un capuchino, o la espuma que se encuentra en un baño de burbujas o encima de las olas a la orilla del mar”, dijo O’Rourke.

Los investigadores también encontraron que aproximadamente el 75 por ciento de 67P/CG es espacio vacío. Esto es comparable a la popular piedra pómez. Las rocas del cometa, dijeron los investigadores, probablemente se parecen más a la espuma de poliestireno que a las rocas pesadas que parecen ser.

Esta podría ser una información muy útil a tener en cuenta para diseñar sondas de cometas en el futuro.