Australia es hogar de insectos, serpientes, arañas… y hasta árboles venenosos. La buena noticia es que este último puede tener una utilidad en medicina. Según una investigación publicada en Science Advances, investigadores en Australia están tratando de crear analgésicos a partir del árbol venenoso conocido como Gympie-Gympie.
El Gympie-Gympie (Dendrocnide moroides) es famoso por ser altamente tóxico y causar un dolor insoportable y duradero en los humanos. Pero los investigadores de la Universidad de Queensland (UQ) tienen fe en que estas plantas son la clave para desbloquear nuevos analgésicos.
El equipo examinó las toxinas producidas por dos especies de árboles australianos. Además del el Gympie-Gympie, los investigadores estudiaron el árbol gigante australiano (Dendrocnide excelsa). Los resultados fueron fascinantes.
Una neurotoxina
Los investigadores han encontrado una nueva toxina en estas plantas que ha recibido el nombre de “gympietides”, por el árbol en el que se originan. El hábitat común de estas plantas se encuentra a lo largo de la región de Northern River en Nueva Gales del Sur. También se encuentran en la región de la punta de la península del Cabo York.
“Aunque provienen de una planta, las gympietides son similares a las toxinas de las arañas y los caracoles cónicos en la forma en que se pliegan en sus estructuras moleculares tridimensionales y se dirigen a los mismos receptores del dolor”, dijo Irina Vetter, profesora asociada del Instituto de Biociencia Molecular de la UQ.
Esto posiblemente convierte al árbol Gympie-Gympie en una planta verdaderamente venenosa. Además, Vetter señaló que el dolor prolongado puede ser explicado por las gympietides que cambian permanentemente los canales de sodio en las neuronas sensoriales.
“Las especies de árboles picadores australianos son particularmente notorias por producir una picadura insoportablemente dolorosa”, dijo Vetter. “A diferencia de las de sus parientes europeos y norteamericanos puede causar síntomas que duran días o semanas”, agregó.
Los investigadores señalan dos posibilidades para la evolución de la toxina a partir de un gen ancestral en un ancestro compartido o la evolución convergente. En esta última, la naturaleza reinventa la estructura más adecuada para adaptarse a un propósito común.
Nuevos analgésicos
Al igual que otras plantas similares, como las ortigas, el árbol gigante está cubierto de apéndices en forma de aguja llamados tricomas que miden alrededor de cinco milímetros de largo. “Los tricomas parecen pelos finos, pero actúan como agujas hipodérmicas que inyectan toxinas cuando entran en contacto con piel”, añadió Vetter.
Los investigadores ahora están enfocados en descubrir cómo este péptido causa dolor. Su principal objetivo es extraer información sobre la función de los nervios sensibles al dolor y, por lo tanto, desarrollar nuevos analgésicos.
“Al comprender cómo funciona esta toxina, esperamos brindar un mejor tratamiento a quienes han sido picados por la planta, para aliviar o eliminar el dolor”, dijo Vetter. “También podemos utilizar potencialmente las gympietides como andamios para nuevas terapias para aliviar el dolor”, añadió.
Recientemente el continente oceánico fue protagonista de una noticia impresionante. A comienzos de este año se descubrió un cráter de 2.2 mil millones de años, fecha que coincide con la “Tierra Bola de Nieve”.