Un estudio reciente publicado en Biology Letters revela que el crecimiento del hongo Trichoderma harzianum puede acelerarse cuando se expone a sonidos de alta frecuencia, similares a un ruido estático.
A pesar de que los hongos no tienen oídos, los investigadores descubrieron que el T. harzianum, presente en casi todos los suelos y conocido por colonizar raíces de plantas y mejorar su desarrollo, responde significativamente al ruido blanco, aumentando su tasa de crecimiento y producción de esporas.
El experimento
Los experimentos, dirigidos por el ecólogo microbiano Jake Robinson de la Universidad de Flinders en Australia, expusieron a las muestras de T. harzianum a 30 minutos diarios de ruido blanco durante cinco días.
Los resultados mostraron que las muestras sometidas al sonido crecieron más rápido que aquellas mantenidas en silencio. Esto es relevante no solo porque este hongo beneficia el crecimiento de las plantas al parasitar hongos patógenos que las dañan, sino también porque su respuesta al sonido podría ofrecer una herramienta para mejorar la calidad del suelo en entornos degradados y agrícolas.
El equipo de Robinson espera que sus hallazgos puedan ser aplicados para acelerar la regeneración de suelos degradados y mejorar la producción agrícola a nivel mundial.
Si los hongos como T. harzianum crecen más rápido al ser expuestos a ciertos sonidos, es posible que el uso de ruido blanco u otros tipos de sonidos específicos se convierta en una estrategia útil para promover suelos más saludables y fértiles.
Más estudios
Sin embargo, los científicos advierten que es necesario realizar más estudios para comprender cómo el ruido blanco influye en el crecimiento del hongo y si estos efectos se replican fuera del laboratorio.
Además, queda por investigar si este crecimiento acelerado también afecta el desarrollo de plantas y bacterias, y si existen posibles consecuencias no deseadas.
No es la primera vez que se estudia la influencia del sonido en los hongos. Anteriormente, se ha descubierto que ciertos sonidos pueden mejorar el crecimiento de los hongos comestibles, como el caso de los hongos ostra.
No obstante, los sonidos también pueden ser perjudiciales. En 2020, se descubrió que el zumbido de refrigeradores favorecía el crecimiento de un hongo patógeno que pudre frutas y vegetales, aumentando la putrefacción en un 18%.
Receptores mecánicos
En cuanto a T. harzianum, aún no está claro por qué crece más rápido y produce más esporas en presencia de ruido blanco. Robinson y su equipo creen que las ondas sonoras podrían activar los receptores mecánicos del hongo, generando señales bioquímicas que alteran su expresión genética o producción celular.
Aunque es menos probable, también consideran la posibilidad de que el sonido active señales eléctricas, ayudando a los hongos a comunicarse de manera más efectiva.
Este estudio abre un nuevo campo de investigación sobre cómo los hongos, las plantas y las bacterias responden al sonido, con posibles aplicaciones útiles en la restauración de ecosistemas.