Estos insectos asesinos usan la resina de una hierba como herramienta para cazar

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Estos insectos asesinos usan la resina de una hierba como herramienta para cazar

Las fuerzas selectivas de la naturaleza impulsan a las especies a desarrollar adaptaciones para sobrevivir y dominar su entorno. En el mundo de los insectos, se observan increíbles proezas que aseguran su supervivencia, como el uso de partículas para construir puentes o el empleo de excrementos como disuasión para parásitos.

En Australia, los insectos asesinos redúvidos utilizan una herramienta letal para atrapar su alimento: la resina de la hierba spinifex (Triodia sp.). Estudios recientes indican que estos chinches se untan la resina en sus largas patas para sujetar y retener a sus presas.

 

Herramientas

El manejo de herramientas representa un desarrollo cognitivo complejo y por mucho tiempo se creyó que solo los humanos teníamos esta habilidad, que nos diferenciaba de otros animales. No obstante, los investigadores han encontrado cada vez más ejemplos de su uso en el reino animal.

Los humanos usábamos utensilios antes de que nuestros pulgares desarrollaran plenamente la destreza. Es más, las primeras herramientas ni siquiera fueron creadas por humanos. Los delfines protegen sus picos con esponjas de mar, los cerdos usan palos y los pájaros y abejas no se quedan atrás.

Aunque se conocían informes de insectos asesinos que recolectaban resinas de plantas para mejorar su éxito de caza, no se había probado en experimentos el uso de la resina como herramienta. Por eso, esta investigación es una oportunidad prometedora para comprender las condiciones ecológicas y de comportamiento que facilitaron la evolución del manejo de instrumentos en artrópodos.

 

El uso de la resina

El equipo de biólogos de la Universidad de Macquarie, liderado por Fernando Soley y Marie Herberstein, observó el comportamiento de 125 chinches asesinas australianas pertenecientes a la especie no descrita Gorareduvius spp. en su hábitat natural en la región de Kimberley, así como en un laboratorio improvisado dentro de una tienda de campaña cercana.

 

insecto
Insectos asesinos equipados con resina (Gorareduvius sp.) en la región de East Kimberley en Australia Occidental. (a) Ninfa de primer estadio y (b) Gorareduvius adulto recolectando resina de hojas de spinifex y aplicándola en sus patas delanteras (las flechas muestran depósitos de resina). (c) Montículos de Spinifex (Triodia spp.), donde normalmente se encontraban chinches asesinas. (d) Hembra adulta alimentándose de una hormiga Odontomachus en el campo; la flecha apunta hacia un depósito de resina.

 

Gorareduvius usualmente se posa sobre los tallos de la hierba spinifex. Esta planta crece en las regiones secas de Australia y produce una resina pegajosa que los primeros australianos valoraban por su utilidad en la fabricación de herramientas de caza.

Soley y Herberstein hipotetizaron que si la resina es empleada como herramienta, los bichos que se cubren con ella serán más efectivos en la captura de presas que sus homólogos sin resina. Para probarlo, seleccionaron 26 chinches asesinas que se encontraban cerca o sobre la spinifex y los llevaron al laboratorio.

Allí, los colocaron en un frasco de vidrio con un palo y les ofrecieron dos tipos de presas: moscas y hormigas. Los investigadores limpiaron cuidadosamente la resina de los cuerpos de las chinches utilizando toallitas desmaquillantes y repitieron el experimento.

 

Resultados

Los insectos fueron generalmente más exitosos para atrapar hormigas que moscas y fueron más efectivos para atrapar presas cuando tenían resina en sus cuerpos, independientemente del tipo de presa. De hecho, los que estaban cubiertos de resina tuvieron un 26% más de éxito en la captura de cualquier tipo de presa en comparación con los otros bichos.

«Estos seres manipularon un elemento ambiental (la resina), sacándolo de su contexto habitual y aplicándolo en sus cuerpos», escriben los autores. «De esta forma, obtuvieron una ventaja selectiva a través de una mejor captura de presas».

El estudio se publicó en The Royal Society.