El meteorito de Chelíabinsk que explotó sobre Rusia en 2013 también puede haber estado involucrado en el impacto masivo que formó la Luna. La roca espacial pudo haber sido parte de una antigua colisión que desprendió un trozo de la joven Tierra hace 4.500 millones de años. La investigación fue publicada en Communications Earth & Environment.
En 2013, el meteorito de Chelíabinsk de 19 metros golpeó la atmósfera terrestre con una energía estimada equivalente a 500.000 toneladas de TNT. El ingreso envió una onda de choque dos veces alrededor del mundo. Causó daños generalizados e hirió a más de 1.600 personas.
Historia del Sistema Solar
Los científicos creen que un cuerpo del tamaño de Marte se estrelló contra nuestro planeta durante la formación del Sistema Solar. El impacto expulsó un montón de material al espacio que luego se fusionó para formar la Luna. Ahora, investigadores dirigidos por la Universidad de Cambridge creen que el meteorito Chelíabinsk fue parte de ese proceso.
El descubrimiento ha salido a la luz gracias a una nueva forma de datar las colisiones entre rocas en el espacio. El nuevo método se basa en el análisis microscópico de minerales dentro de meteoritos. Todavía se necesita más investigación, pero se espera que la técnica pueda ayudar a aprender más sobre la historia temprana del Sistema Solar.
«Las edades de los impactos de los meteoritos son a menudo controvertidas», dijo el geocientífico Craig Walton, de la Universidad de Cambridge. «Nuestro trabajo muestra que necesitamos basarnos en múltiples líneas de evidencia para estar más seguros sobre las historias de impacto».
Estudiando asteroides y meteoritos
Cuando el sistema solar se estaba formando, los planetas se crearon a través de repetidas colisiones de rocas más pequeñas. Pero es difícil rastrear la historia de la Tierra y otros cuerpos similares hasta el principio porque los procesos geológicos y climáticos la han sobrescrito.
Ese no es el caso de los asteroides y meteoritos. Estos cuerpos se han mantenido prácticamente sin cambios mientras flotan por el espacio, de forma que actúan como una excelente cápsula del tiempo para mirar hacia atrás a los orígenes del sistema solar.
Una de las formas de hacer esto es estudiar colisiones antiguas en los minerales de los meteoritos que se han estrellado contra la Tierra, utilizando la datación con uranio-plomo en cristales de circón. Cuando se está formando, el circón incorpora uranio, pero rechaza el plomo.
Esto significa que cualquier plomo que se encuentre en el circón tiene que ser producto de la descomposición radiactiva del uranio. Luego, dado que los expertos saben cuánto tiempo tarda el uranio en descomponerse, pueden calcular la edad del circón a partir del componente de plomo. Además, un impacto es capaz de «restablecer» parcial o totalmente las edades minerales de radioisótopos.
El estudio
Usando este análisis, los científicos descubrieron previamente que el meteorito de Chelíabinsk había sufrido dos eventos de impacto. El primero hace unos 4.500 millones de años y el otro hace unos 50 millones de años.
El equipo quería confirmar estas fechas estudiando la forma en que los minerales de fosfato en el meteorito se habían roto en impactos sucesivos. «Los fosfatos en la mayoría de los meteoritos primitivos son objetivos fantásticos para fechar los eventos de choque experimentados por los meteoritos en sus cuerpos progenitores», explicó el geofísico Sen Hu, de la Academia de Ciencias de China.
Encontraron que el impacto anterior había hecho pedazos los minerales de fosfato y los había sometido a altas temperaturas. El impacto posterior parecía menor con presiones y temperaturas más bajas, así que probablemente tuvo lugar hace menos de 50 millones de años.
También creen que este fue el impacto que separó al meteorito de su cuerpo principal más grande y lo envió en curso de colisión con la Tierra. Ahora buscan revisar el momento de la formación de la Luna en un intento de arrojar más luz sobre su teoría.