En Cajamarquilla, un yacimiento arqueológico al norte de Lima, Perú, se descubrió el año pasado a un importante personaje preinca. Junto a él, los arqueólogos encontraron seis fardos con restos de niños, al parecer sacrificados como compañeros de viaje al mundo de los muertos.
«Los niños podrían ser parientes cercanos. Sus cuerpos fueron colocados en diferentes partes de la entrada de la tumba, uno encima del otro«, declaró hace unos días el arqueólogo a cargo de la investigación, Pieter Van Dalen.
El equipo cree que las momias tienen entre 1.000 y 1.200 años. «Los niños, según nuestra hipótesis de trabajo, habrían sido sacrificados para acompañar a la momia al inframundo«.
Epicentro comercial
La arqueóloga peruana Yomira Huamán, una de las responsables del proyecto, señaló que los recientes hallazgos estaban muy cerca del sepulcro de un hombre de clase alta que se cubría el rostro con las manos, el cual murió aproximadamente entre los años 800 y 1.000 d.C. Este noble estaba cubierto con telas de algodón y tenía el cuerpo amarrado con una soguilla de vegetales. Los investigadores creen que podría haber tenido unos 35 años al momento de su muerte, cuyas causas aún no se conocen.
Sus restos fueron develados en el 2021 en una tumba de unos 3 metros de largo y 1,4 metros de profundidad en Cajamarquilla. Esta es, la segunda ciudad preinca más grande del Perú, un epicentro comercial de más de 1400 años ubicado a 16 kilómetros al noreste de Lima.
La ciudad, construida con barro alrededor del año 200 a. C, fue un centro comercial clave donde residían personas de diversas etnias y estaba en un camino que conectaba zonas de los Andes con centros poblados de la costa del Pacífico. Tiene calles, plazas, laberintos y graneros donde se cree que se desarrollaron diversas actividades ceremoniales y administrativas.
Sacrificios
Huamán cuenta que cuando encontraron el fardo de un niño de uno o dos años de edad, supieron que debían seguir buscando. Continuaron excavando y dieron con el resto de niños, cuyos huesos estaban fracturados. Esto alimentó la hipótesis de que se trató de un sacrificio humano.
“¿Qué está pasando, por qué tantos niños?”, se preguntó Huamán.
Los arqueólogos explican que la zona ha sido azotada por el impacto de fenómenos climáticos durante siglos, provocando desbordes de ríos e inundaciones. Esto coincide con otras zonas en la costa norte del Perú, donde ya se han observado tumbas de niños sacrificados, como un intento de los pueblos preincas por evitar los desastres meteorológicos.
Junto a las momias de los niños cubiertas con textiles confeccionados con algodón, se hallaron algunos restos óseos que integrarían siete cuerpos de adultos. También se toparon con vasijas de arcilla, cuyes, restos de pescado y de camélidos sacrificados; así como, ají, maíz morado, maní y palitos para coser.